Grandes aglomeraciones en el consistorio madrileño para retirar fragmentos de cristal del memorial del atentado del 11 de marzo.

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Centenares de personas se han acercado a la sede del Ayuntamiento de Madrid en Cibeles con carritos de compra, maletas o mochilas resistentes, formando largas filas para recoger piezas del monumento desmontado en recuerdo de las víctimas del 11-M en Atocha.

Estas piezas son ladrillos de vidrio con un peso de 8,5 kilogramos que formaban parte del cilindro exterior del monumento situado frente a la estación de tren, el cual fue desinstalado por la Comunidad de Madrid debido a las obras de ampliación de la línea 11 del Metro con la intención de construir uno nuevo en una ubicación cercana.

El ayuntamiento abrió una inscripción en línea para evaluar el interés en adquirir alguna pieza del monumento. En poco tiempo, 5.000 personas se inscribieron, casi superando la cantidad de piezas disponibles, según explicó la concejal de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, a Efe.



En total, se han llevado al ayuntamiento 6.000 piezas y las restantes están almacenadas, permitiendo la posibilidad de una entrega futura, ya que no se pueden reutilizar al ser parte de un monumento.

«El ayuntamiento conservará una de las piezas para ser exhibida en el museo de la ciudad», mencionó la responsable de cultura municipal. «Es parte de la memoria colectiva de la ciudad. Muchas personas que vinieron hoy compartieron sus historias, como una psicóloga del Ifema que quería recordar esos días o una madre cuyo hijo estaba en Atocha y salió ileso», añadió.

Decenas de voluntarios participaron en el dispositivo desde que se anunció la iniciativa, demostrando una respuesta «extraordinaria», destacó el delegado de Políticas Sociales, José Fernández: «Los voluntarios que participaron en el 11-M representaron ese espíritu cívico de Madrid, como lo demuestran ahora con este acto de memoria y recuerdo».

Que el 11-M no caiga en el olvido

La mayoría de las personas se llevaron varias piezas, algunas para ellos y otras para compartir con la familia. «Queremos tener algo en el jardín que nos recuerde ese día, tenemos conocidos que fallecieron en los atentados, somos dos y llevamos diez piezas, algo como un banco o una mesa para cuando venga la gente y podamos hablar de ello», explicó Alberto.

Dos jóvenes, Juan Carlos y Guzmán, también se llevaron varias piezas para repartir entre su abuela y tíos. Eran muy pequeños el día de los atentados, pero creen que es importante no olvidar: «Como tenemos cuatro piezas, vamos a hacer algo como una mesita».

Por otro lado, Patrick lamentó la pérdida del monumento debido al simbolismo que tenía: «Es un gesto muy bonito este acto, pero el monumento, que costó mucho dinero a todos los españoles y que ganó un concurso, unía a muchas personas. Es una lástima que no se conserve la memoria de los monumentos».

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