En la sociedad actual, la muerte es un tema tabú que la mayoría de las personas evitan pensar. Muchos creen que la muerte no les afectará hasta la vejez, gracias a los avances médicos que retrasan este proceso.
Sin embargo, la muerte siempre está presente, ya sea en nuestro entorno cercano o lejano. Entonces, ¿cómo podemos acostumbrarnos a la idea de la muerte? En este artículo rompemos tabúes y hablamos sobre cómo hacerlo.
La muerte a lo largo de la historia
En el pasado, la muerte no era un tabú debido a la frecuencia de fallecimientos a temprana edad. Las religiones surgieron para explicar qué sucede después de la muerte, ofreciendo consuelo y explicaciones sobre el más allá.
Con el avance científico, la idea de vida después de la muerte se desvaneció, y la muerte se percibe como el fin en la sociedad occidental. Algunas culturas siguen tratando la muerte con naturalidad y aceptación gracias a sus creencias religiosas.
Las emociones relacionadas con la muerte
Independientemente de nuestras creencias, la muerte despierta emociones desagradables que dificultan su aceptación. El duelo es un proceso natural que experimentamos al perder a alguien cercano, con fases como la tristeza y la aceptación.
Además del duelo, el miedo es una emoción primaria relacionada con la muerte. El miedo a lo desconocido, al sufrimiento y a morir solo/a son comunes. Estos miedos pueden evolucionar hacia la tanatofobia, el miedo intenso a la muerte, que requiere ayuda profesional.
¿Terminaré acostumbrándome a la idea de la muerte?
Nuestra espiritualidad y creencias influyen en cómo afrontamos la muerte. Las personas más espirituales encuentran paz y aceptación en sus creencias sobre la vida después de la muerte. Aquellos escépticos pueden también acostumbrarse a la muerte al hablar abiertamente sobre ella y enfrentar sus miedos.
Es importante aceptar todas las emociones relacionadas con la muerte y buscar apoyo. Hablar sobre la muerte, informarse y vivir el presente son herramientas para acostumbrarnos a la idea de la muerte y encontrar la paz interior.