MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) –
Experiencias reconfortantes como abrazos al final de un día estresante, caricias en momentos de tristeza o muestras de apoyo a través del contacto físico pueden tener un impacto positivo en nuestro bienestar. Investigadores del Social Brain Lab del Instituto Holandés de Neurociencia y del Hospital Universitario de Essen llevaron a cabo un análisis exhaustivo de más de 130 estudios internacionales con cerca de 10.000 participantes para explorar los beneficios del tacto en la salud mental y emocional.
Según los resultados, el tacto puede ayudar a aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Se observó que el contacto frecuente es especialmente beneficioso, y que no es necesario que sea prolongado. Además, el contacto piel con piel potencia sus efectos, aunque el tacto a través de objetos como robots sociales o almohadas también puede ser beneficioso. La persona que toca, la forma en que lo hace y la duración del contacto no parecen ser aspectos determinantes, ya que los resultados obtenidos son significativos.
«El tacto es una intervención sanitaria importante, pero aún no se comprende completamente cómo utilizarlo de manera óptima, qué efectos específicos se pueden esperar y qué factores influyen en su impacto», señala el doctor Julian Packheiser del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad del Ruhr en Bochum.
Tanto los adultos como los bebés se benefician del tacto, siendo más efectivo cuando proviene de los padres en el caso de los niños. En adultos, no se encontraron diferencias significativas entre el tacto de personas conocidas y el de profesionales de la salud. Numerosos estudios demostraron que el tacto tiene un impacto positivo en el estado mental de los participantes, así como en factores cardiovasculares como la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
Tras el análisis detallado, se concluyó que la duración del contacto no es un factor determinante. Un contacto breve pero frecuente resultó ser más beneficioso que uno prolongado. Además, se observó un efecto positivo del tacto aplicado a objetos como robots sociales o almohadas, aunque no tan efectivo como el contacto humano.
«El contacto consensual mejora el bienestar de los pacientes y de las personas sanas. Si tienes ganas de abrazar a alguien, siempre y cuando haya consentimiento, no dudes en hacerlo», destaca el estudio.
Aunque se han identificado beneficios del tacto, aún quedan preguntas por responder, como la calidad del tacto experimentado por las personas, la diferencia entre tacto afectivo e instrumental, el papel de interactuar con animales y las variaciones culturales en la percepción del tacto. Se necesitan más estudios para profundizar en estos aspectos y poder obtener conclusiones más generales.