¿Has experimentado alguna vez la sensación de estar sufriendo un ataque cardíaco solo para que en urgencias te digan que no es así? ¿O has sentido un miedo intenso y la creencia de que vas a morir sin que haya un peligro real? En ese caso, es probable que hayas experimentado un ataque de pánico.
Los ataques de pánico son experiencias extremadamente desagradables que provocan síntomas intensos, llegando incluso a hacernos creer que estamos al borde de la muerte.
¿Pero por qué surgen estos ataques de pánico? ¿Siempre el pánico es algo negativo? Continúa leyendo para descubrir qué es el pánico, qué son los ataques de pánico y si el pánico siempre tiene connotaciones negativas.
¿Qué es el pánico?
El pánico es un miedo extremadamente intenso que se experimenta en situaciones de peligro o amenaza. Es un sentimiento de terror o espanto que va más allá del miedo común. En ocasiones, el pánico puede propagarse entre las personas, generando una especie de histeria colectiva. La empatía y la percepción de peligro al ver a otros en pánico contribuyen a su propagación.
Este miedo intenso puede llevar a conductas extremas en busca de seguridad y supervivencia, como en situaciones de emergencia o crisis.
Sin embargo, el pánico no siempre se desencadena por un peligro real, pudiendo surgir de situaciones imaginarias o inocuas, como en los casos de ataques de pánico o crisis de ansiedad.
¿Qué son los ataques de pánico?
Un ataque de pánico es una experiencia de miedo o ansiedad intensa sin una causa aparente o peligro real. Estas crisis aparecen de forma repentina, se intensifican rápidamente y provocan síntomas a nivel fisiológico, emocional y cognitivo.
Los síntomas físicos más comunes incluyen dolor en el pecho, taquicardia, dificultad para respirar, temblores, mareos, entre otros. A nivel emocional y cognitivo, se experimenta miedo, preocupación e incluso el temor a morir. Estos pensamientos y emociones alimentan el pánico, creando un ciclo difícil de romper.
Los ataques de pánico varían en intensidad y duración para cada persona, pudiendo manifestarse de manera diferente en cada caso. No obstante, haber experimentado un ataque de pánico no garantiza la repetición de futuros episodios de pánico en el corto plazo.
En casos de ataques recurrentes y preocupación constante por su reaparición, se puede diagnosticar un trastorno de pánico, clasificado dentro de los trastornos de ansiedad.
¿El pánico es siempre algo negativo?
Tras comprender el pánico y los ataques de pánico, es natural cuestionarse si el pánico es siempre perjudicial. En realidad, el pánico, al igual que otras emociones, cumple una función adaptativa esencial. Nos impulsa a proteger nuestra supervivencia y bienestar físico y emocional.
A nivel fisiológico, el pánico prepara nuestro cuerpo para reaccionar ante situaciones de peligro, aumentando la frecuencia cardíaca y la oxigenación muscular. Esta respuesta desencadena los síntomas físicos asociados al pánico. Si bien el miedo y la ansiedad también generan esta respuesta, el pánico es una versión extrema de estas emociones, provocando una reacción desmesurada.
Por lo tanto, el pánico no siempre es negativo. En situaciones de peligro real, el pánico es necesario para nuestra supervivencia. En el caso de los ataques de pánico, estos suelen surgir al interpretar erróneamente síntomas físicos normales como signos de peligro inminente, especialmente en momentos de estrés o tensión emocional.
En resumen, los ataques de pánico son en realidad el miedo a experimentar miedo, desencadenando un ciclo de preocupación y ansiedad. Aunque no representan un peligro para la salud física, pueden afectar significativamente la calidad de vida de quienes los experimentan. Se recomienda buscar ayuda terapéutica para tratar los ataques de pánico y comprender su origen.
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