Nuevas investigaciones revelan que la Revolución Industrial comenzó más temprano de lo que se creía

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El hallazgo de nuevas evidencias históricas, o en ocasiones el reestudio de aquellas ya existentes mediante recursos o tecnologías actuales, ofrecen la posibilidad de ampliar el contexto que tenemos sobre un fenómeno o una época del pasado. A menudo, esto supone grandes cambios en la forma en que habíamos entendido una parte de nuestra historia mediante el conocimiento previo que se tenía de ella.

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Así ha ocurrido con la Revolución Industrial, un periodo marcado por grandes cambios en las sociedades occidentales, que dejaron atrás el Medievo para, de forma progresiva, introducirse en una Edad Moderna que inició la automatización de procesos a gran escala por primera vez en la historia.

Este periodo pasaría a ser conocido informalmente como la «era de las máquinas», y habría tenido lugar entre mediados del siglo XVII y XVIII. Al menos eso se había creído hasta ahora: un nuevo estudio ha sacado a la luz evidencias de que la era industrial podría haber empezado más de un siglo antes.

EL VERDADERO DESARROLLO INDUSTRIAL OCURRIÓ ANTES

Un equipo de investigación de la Universidad de Cambridge, formado por historiadores especializados, ha elaborado durante los últimos 20 años un completo estudio sobre el desarrollo económico y la estructura ocupacional en Inglaterra, concluyendo que el inicio de la era industrial podría haber coincidido con el reinado de los Estuardo.

El estudio ha recogido una gran cantidad de datos sobre la estructura ocupacional inglesa entre 1379 y 1911, concretamente más de 160 millones de entradas, que parten de la documentación útil que ha llegado hasta nuestros tiempos, sobre todo registros de empleo declarados en testamentos y censos.

El proceso de industrialización en una sociedad queda marcado por un cambio sustancial de la fuerza de trabajo, que pasa de ser mayoritariamente agrícola a emplearse dentro del sector secundario y dedicarse a la producción de bienes de consumo. Inglaterra fue un país pionero en este tipo de desarrollo, aunque pronto siguieron la tendencia otros países de Europa y América del Norte, así como Japón.

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Los nuevos análisis demuestran que, en realidad, a inicios del siglo XVIII este proceso ya se habría completado, dado que más del 40% de los hombres adultos de Inglaterra estaban empleados en el sector secundario y que, por tanto, los cambios estructurales que conocemos como la Revolución Industrial se produjeron a partir del año 1550 y hasta el 1700.

Así, durante esta época las ocupaciones más comunes tenían relación con la artesanía (sastres, herreros, zapateros,…), dejando entrever que el país ya se estaba industrializando mucho antes de lo que se creía, y definitivamente antes de la invención de la maquinaria de vapor, una creación que hasta ahora se había considerado parte fundamental del inicio del desarrollo industrial. Este período de la historia, por tanto, se ha estado estudiando incorrectamente.

DOS DÉCADAS DE ESTUDIO, DOS IMPORTANTES HALLAZGOS

Más allá de determinar un nuevo punto de partida para el desarrollo de la industria, este amplio estudio ofrece una perspectiva renovada sobre los cambios que tuvieron lugar en la sociedad británica desde la era isabelina hasta vísperas de la Primera Guerra Mundial.

Además de un cambio sistemático de la agricultura de subsistencia hacia el sector secundario hacia comienzos del siglo XVII, la era de la industrialización también trajo consigo la consolidación de empleos del sector terciario (transportistas, comerciantes, dependientes,…) como resultado de una economía en crecimiento que requiere de servicios de distintos tipos. En aquel momento, la economía inglesa era menos restrictiva y eso pudo favorecer la industrialización y comercialización temprana en comparación con otros países.

Sin embargo, queda un importante detalle sobre este proyecto que no se debe obviar. Y es que, aunque la compilación de datos sea la más completa hasta la fecha para un estudio de este tipo, todavía se encuentra sesgada por la falta de información documental concreta sobre el empleo de mujeres durante la misma época, que aunque también se ha obtenido es proporcionalmente más baja que aquella recogida sobre el género masculino. Por eso, los próximos pasos del estudio se centrarán en ampliar la documentación pertinente a la ocupación de la mujer en cada uno de los sectores.


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