Cuando se menciona el culto a los animales en la antigua civilización egipcia, en particular el culto a los toros, es inevitable pensar en el culto más famoso de todos: el culto a Apis, el toro sagrado de Menfis, cuyo lugar de sepultura en el Serapeum de Saqqara fue descubierto en 1850 por el egiptólogo francés Auguste Mariette.
No obstante, los egipcios adoraron a otros toros además de Apis. Hubo otros dos cultos significativos centrados en estos animales: el culto a los toros Mnevis en Heliópolis, del cual solo se han encontrado un par de enterramientos, y el culto a los toros Buchis, venerados en Hermontis (la actual Armant), una ciudad cercana a Tebas que floreció especialmente durante la época ptolemaica y donde se erigía un templo dedicado a Montu, un dios guerrero. El lugar de enterramiento de los toros Buchis en Hermontis es conocido como Bucheum.
El proceso detallado de momificación
Un papiro llamado el Papiro Apis detalla las técnicas de momificación de los toros Apis, las cuales probablemente coinciden con las utilizadas en los toros del Bucheum. A diferencia de otras prácticas de momificación, a los toros Buchis y Apis no se les extraían las vísceras, sino que los órganos internos se eliminaban mediante la inyección de fluidos disolventes por el ano.
Según el Papiro Apis: «Un sacerdote lector se coloca frente al ano. Debe extender un paño sobre sí mismo y el dios (el toro). Debe sacar con un palo todo lo que alcance su mano. Debe limpiarlo con agua, rellenarlo con paños, aplicar los elementos y vendajes traídos por los cinco sacerdotes en las embarcaciones, que contienen las sustancias del ano. Debe untarlo con ungüento y vendarlo con paño».
A los toros Buchis, al igual que a los Apis, no se les extraían las vísceras, sino que los órganos internos se eliminaban inyectando fluidos disolventes por el ano.

Alejandro Magno y el toro Buchis. Museo Británico, Londres.
Alejandro Magno y el toro Buchis. Museo Británico, Londres.
PD
Tras la momificación, el animal era vendado minuciosamente. Este proceso también se describe en el Papiro Apis: «Deben ungir al dios con ungüento y dejarlo reposar en una tabla, colocando cuatro piedras para que las vendas puedan pasar por debajo del dios. Luego, deben cubrir el centro con vendas nbti y con la manta mtr, enlazarlas con un vendaje sbn de adelante hacia atrás y viceversa».
Y añade: «Deben atar nuevamente las vendas skr bajo el dios en la parte externa. Todo esto se realiza en presencia del padre y los profetas, antes de cortar el paño. Cuando se corta el paño, deben lamentarse y llevar el féretro ante el dios para que repose en él».
Después de ser momificado y vendado, la cabeza del toro Buchis era adornada con ojos postizos, a menudo tallados en piedra o vidrio, y su cabeza se cubría con una máscara de yeso y una lámina de oro. Encima de la máscara se colocaba una corona que el Buchis llevaba en vida, formada por un disco solar con plumas de avestruz flanqueado por dos cobras. Una vez completado este proceso, se procedía al entierro del toro y a la búsqueda de su sucesor en todo el país.
Los acompañantes del dios
Otra fuente importante sobre el culto a los toros Buchis son los numerosos ostracas descubiertos en las tumbas del Bucheum, que ofrecen detalles sobre los materiales utilizados en la momificación y la vida cotidiana en el lugar.
Al igual que en el Serapeum de Saqqara, en el Bucheum de Hermontis se permitía la entrada de visitantes para rendir homenaje a los toros allí enterrados. También se han encontrado ostracas que detallan los pagos efectuados a músicos y bailarines que participaban en festivales, así como los honorarios de los tejedores que preparaban los paños para las momias de los toros.
Se han encontrado registros de los pagos a los tejedores que preparaban los paños para las momias de los toros.
