Los habitantes de la Antigua Roma tenían una gran afición por las termas, baños públicos que eran comunes en todas las ciudades y tenían un papel importante en la vida social y la higiene personal.
Estos complejos, que alguna vez fueron un lujo para las clases altas y se popularizaron durante el reinado de Augusto, acogían a miles de bañistas diariamente, hombres y mujeres por igual.
Algunas termas romanas, como las de Nerón, Trajano y Caracalla en la actual Roma, han sobrevivido en buen estado, permitiéndonos explorar su grandeza y relevancia en la vida cotidiana de la antigüedad. Las termas de Caracalla, por ejemplo, eran unas de las más extensas, con 140.000 metros cuadrados, y ofrecían una variedad de espacios para diversas actividades.
Las instalaciones subterráneas, con kilómetros de galerías y sistemas hidráulicos, son también fascinantes de visitar. La majestuosidad de las termas, junto con su historia, las convierten en un patrimonio histórico impresionante.
Un proyecto de restauración está devolviendo la vida a las termas de Caracalla, permitiendo a los visitantes experimentar su esplendor pasado y disfrutar de espectáculos y exposiciones que reviven su historia. La inauguración de esta renovación está programada para el 13 de abril de 2024, con una celebración especial.
RECONSTRUYENDO EL PASADO
La dinastía Severa fue responsable de la construcción de las termas de Caracalla, inauguradas en el año 216 d.C. por el emperador Caracalla. Aunque eran populares, su arquitectura y decoración eran elegantes y lujosas, con detalles como techos artesonados, mosaicos refinados y esculturas.


Termas Caracalla 3
Vista frontal de las ruinas antes de añadir el espejo de agua.
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Las termas de Caracalla, a pesar de su decadencia posterior, siguen siendo un testimonio impresionante de la arquitectura romana y un destino turístico popular en la actualidad.