Bolonia, la ciudad donde se fundó la primera universidad de Europa, ha sido cuna de grandes artistas como los Carracci, Guido Reni, o Domenichino. En la Vía Urbana nº7 se recuerda el nacimiento de Elisabetta Sirani en 1638, una pintora de talento excepcional con más de 200 obras reconocidas.
Bajo la influencia de su padre, Giovanni Andrea Sirani, y sin ser discípula de Guido Reni, Elisabetta desarrolló su carrera. Dirigió una escuela de arte para mujeres, siendo pionera en su tiempo, y dejó un legado artístico de gran calidad y reconocimiento.
Con un estilo gráfico y aguadas excepcionales, Elisabetta destacó en la pintura religiosa, retratos y otras temáticas. Su talento atrajo a importantes mecenas y figuras de la época, como el cardenal Leopoldo de Medici y el conde Carlo Cesare Malvasia.

Con obras como El bautismo de Cristo, Elisabetta dejó una huella imborrable en la historia del arte del Barroco. Su repentina muerte a los 27 años marcó un final trágico para una vida llena de talento y promesa.
El legado de Elisabetta Sirani, su forma única de retratar a las mujeres y su maestría artística, la han convertido en una figura clave del arte boloñés del siglo XVII, recordada y admirada por su valentía, virtuosismo y espíritu creativo.
Judith Urbano Lorente, Decana Facultad de Humanidades – Dra. Historia del Arte, Universitat Internacional de Catalunya
Artículo original en: The Conversation. Leer más.
Fuente (para controlar el refrito): https://historia.nationalgeographic.com.es/a/elisabetta-sirani-exito-muerte-artista-prodigiosa_20900