Ir de compras: la actividad que cambió la vida de las mujeres en el siglo XIX.

Distrito
5 Min Read

El centro comercial de La Samaritaine en París reabrió sus puertas en verano de 2021. Fundado en 1860, es uno de los grandes almacenes históricos de la ciudad, junto con Le Bon Marché, el más antiguo.

Ambos se convirtieron en oasis de libertad para las mujeres, permitiéndoles actuar de manera independiente entre los productos y departamentos.

El deseo y la sensualidad como motor de ventas

La revolución comercial e industrial provocó profundos cambios sociales. Con un objetivo claro de vender a las mujeres adineradas, las estrategias comerciales buscaban alargar su permanencia en el lugar de compra, traspasando las costumbres burguesas y victorianas.

Desdibujaron los cercos del deseo material y ampliaron las posibilidades para que la experiencia de poseer el objeto fuera irresistible.

Comprendieron la importancia del storytelling, presentando los grandes almacenes como un lugar seguro y elegante, donde los sueños se volvían realidad. También se centraron en el storytelling de la propia clienta, creando un ambiente donde podían satisfacer sus deseos.

Lugar de promiscuidad

A pesar de las restricciones sociales, las mujeres podían ir solas a los grandes almacenes, convirtiendo la compra en una actividad de ocio. Obreras, prostitutas y artistas también acudían en masa, democratizando la moda y rompiendo las barreras sociales.

Los grandes almacenes permitieron a las mujeres ver, tocar, oler y probar los productos, cambiando la experiencia de compra fría que existía anteriormente.

Te puedo tocar, oler y probar

Emile Zola describió los grandes almacenes como un palacio de los sentidos, donde las mujeres podían interactuar con los productos. En contraste con las experiencias de compra anteriores, aquí las clientas podían elegir y probar libremente.

Las dependientas se encargaban de ofrecer una imagen de decencia y pulcritud, atendiendo a las clientas con cortesía y sumisión. Para las dependientas, era un trabajo duro pero les proporcionaba seguridad y, en algunos casos, la oportunidad de emprender sus propios negocios.

La dependienta: de obrera a empresaria

Las dependientas debían mostrar una imagen de pulcritud y atender a las clientas con naturalidad. Su objetivo era hacer sentir a la clienta especial y dueña de su experiencia de compra.

Para las dependientas, el trabajo era exigente, pero les permitía tener ingresos fijos y, en algunos casos, abrir sus propias tiendas en provincias, llevando la moderna elegancia parisina a otros lugares.

samaritaine

samaritaine

Cristalera de La Samaritaine.

DFS Group

Où sont les toilettes, s’il vous plaît?

Los grandes almacenes eran espacios luminosos con techos de cristal y ascensores para facilitar el movimiento. Sin embargo, uno de los problemas era la falta de baños para las mujeres, lo que limitaba su tiempo de compra.

Le Bon Marché construyó elegantes toilettes de estilo art déco para solucionar este problema. También habilitaron espacios para que los maridos pudieran esperar cómodamente mientras las mujeres realizaban sus compras.

Estáis todas locas: la histeria

La vida de las mujeres burguesas del siglo XIX era asfixiante, y muchas padecían de histeria debido a la falta de libertad y erotismo en sus vidas. Los grandes almacenes se convirtieron en un escape donde podían satisfacer sus deseos y sentirse libres.

Esta búsqueda de libertad en las compras también llevó a la cleptomanía entre las mujeres, considerada una patología femenina. Los grandes almacenes esperaban un número de hurtos diarios, y las ladronas burguesas eran tratadas con cortesía y discreción.

Los grandes almacenes se convirtieron en un espacio donde las mujeres podían liberar sus emociones a través de las compras, satisfaciendo sus deseos y escapando de las restricciones de la sociedad.

Estáis todas muy locas: la cleptomanía

En el fervor de las compras, surgió la cleptomanía como una patología femenina. Los grandes almacenes toleraban ciertos hurtos diarios, y las ladronas burguesas eran tratadas con discreción.

El espacio abarrotado de mujeres de distintas clases sociales despertó en ellas el deseo de libertad, permitiéndoles escapar de las normas sociales y expresar sus emociones a través de las compras.

Share This Article