El vino que bebían los antiguos romanos solía ser mal entendido, considerado de mala calidad. Se creía que se mezclaba con especias y hierbas para enmascarar su sabor ácido, pero lo cierto es que los romanos lo consumían en grandes cantidades en diversas ocasiones, desde banquetes privados hasta festividades religiosas como las Veneralias.
La idea de que el vino romano era de mala calidad se debe al desconocimiento sobre cómo se fermentaba en grandes tinajas de cerámica llamadas dolia, las cuales jugaban un papel importante en la producción de vino en la época romana. Un estudio reciente ha analizado estas dolia y otros recipientes cerámicos similares, cuestionando la percepción generalizada sobre la calidad del vino romano.
Los romanos usaban dolia porosas impermeabilizadas con una capa de brea de pino para fermentar el vino, lo que permitía un cierto contacto con el aire durante el proceso. Esto resultaba en vinos con sabores a hierbas, frutos secos y nueces, mostrando que los antiguos vinicultores romanos conocían técnicas para mejorar la calidad de sus vinos.
una «Leyenda negra»
En un estudio reciente publicado en la revista Antiquity, se destaca que la forma de las tinajas, ya sean dolia o qvevri, es crucial en el proceso de producción del vino. La forma de huevo de estos contenedores facilita el movimiento durante la fermentación, lo que contribuye a un resultado final equilibrado y agradable al paladar.
La idea de que el vino romano era de mala calidad proviene del desconocimiento acerca de cómo se fermentaban esos caldos en grandes tinajas de cerámica.


Imagen de una bodega con dolia defossa en Villa Regina (Boscoreale), Italia.
Imagen de una bodega con dolia defossa en Villa Regina (Boscoreale), Italia.
Emlyn Dodd, Ministerio de Cultura / Parque Arqueológico de Pompeya
La forma de las tinajas, ya sean dolia o qvevri, es crucial en el proceso de producción del vino, favoreciendo un resultado equilibrado y agradable al paladar. Además, al enterrarse bajo tierra, los enólogos pueden controlar la temperatura de los vinos para que maduren adecuadamente durante el tiempo de almacenamiento.
Los vinos actuales se dividen en blancos, rosados y tintos, siendo necesario un largo proceso de maceración para elaborarlos. Las tinajas de cerámica permiten una intervención de las levaduras que generan una capa de espuma blanca llamada «flor», la cual protege el vino del aire y produce reacciones químicas que mejoran su sabor y aroma.