El mes de 30 días
Treinta días trae septiembre, con abril junio y noviembre… Es el inicio de una tonada usada como regla nemotécnica para recordar cuántos días tiene cada mes del año. «De 28 solo uno, y los demás, 31», termina. ¿Por qué hay 12 meses? ¿Por qué febrero es tan corto y no hay siete meses de 30 días y cuatro de 31?
La respuesta rápida sería porque así lo hacían ya los romanos a causa de una combinación de observaciones astronómicas, elementos prácticos y supersticiones que han hecho que se mantenga la «anomalía» del febrero de 28 días, o 29, durante miles de años y se extienda a todo el mundo.
Calendarios solares y lunares
Las sociedades agrarias que crearon los primeros calendarios a lo largo del planeta –ya fuera en China, Egipto o Mesoamérica– se basaban en los ciclos de la Luna y del Sol, que ordenaban de forma «natural» los trabajos en el campo. Pero estos ciclos no coinciden entre sí ni son exactos: la Tierra tarda 365 (y poco menos de un cuarto) vueltas sobre su eje en dar una vuelta alrededor del Sol, tiempo durante el que la Luna da 12 vueltas y media a la Tierra. Los calendarios «humanos» debían buscar la corrección de estos desajustes que a la larga llevarían a desfases que impedirían la organización racional de las sociedades. Roma no fue una excepción y su adaptación a esa realidad científica, física, en el contexto del Mediterráneo de hace más de 2.000 años ha condicionado nuestro calendario gregoriano actual, heredero directo de los calendarios romanos, que ya recogían un febrero de 28 días. ¿De dónde provenía ese calendario con un mes tan corto? Ni los propios romanos lo tenían muy claro. La tradición –en la que es imposible distinguir leyenda de realidad– atribuía a Rómulo, fundador y primer rey de Roma, la creación de un calendario de 304 días divididos en 10 meses. El mítico soberano «estableció que el tiempo suficiente para cumplir este año era hasta cuanto tardaba un niño en salir del vientre de su madre», escribía el poeta Ovidio en época de Augusto. En el siglo III d.C. Censorio daba la relación de esos meses, de marzo a diciembre, con 30 o 31 días cada uno. Enero y febrero eran un tiempo en el limbo que se dejaba pasar hasta el inicio de la primavera. Esta historia era asumida por muchos eruditos romanos, pero no todos. Plutarco, coetáneo de Ovidio, sostenía que Roma había gozado de un calendario de 12 meses desde sus inicios, aunque «los romanos contaban los meses desordenadamente y sin regla alguna, no dando a unos ni veinte días y dando a otros treinta y cinco». La superstición de los romanos Sea como fuere, ese calendario debía suponer tal desbarajuste que, como señalaba el historiador Tito Livio, el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, «dividió el año en doce meses, correspondientes a las revoluciones de la Luna». Este soberano, otro personaje entre la realidad y el mito, habría sido el responsable de agregar los dos meses que «faltaban», al inicio (enero) y al final (febrero). Las…
Fuente: https://historia.nationalgeographic.com.es/historia/origen-calendario-calculando-tiempo_17999
Fuente (para controlar el refrito): https://historia.nationalgeographic.com.es/a/por-que-febrero-es-tan-corto-descubre-respuesta-ancestral-romanos_20819
Febrero, el mes más corto debido a una superstición de la antigua Roma
