Encuentran enterramientos de bebés con Síndrome de Down por primera vez en la península ibérica

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Los yacimientos navarros de Alto de la Cruz, a dos kilómetros del municipio de Cortes, y Las Eretas, ubicado a orillas del río Arga, en la zona media de Navarra, datan de la transición entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, hacia 900-800 a.C. Ambos asentamientos, que posiblemente contaban con poco más de cien miembros cada uno, se enmarcan entre los primeros centros protourbanos del norte de la península ibérica.

Estas comunidades ya construían muros defensivos, con ladrillos de barro y piedra, para proteger sus edificios rectangulares, que estaban separados por calles estrechas.

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Siglos después de su abandono, los arqueólogos que excavaron ambos yacimientos en las décadas de 1980 y 1990 llevaron a cabo un extraordinario descubrimiento: el entierro de una veintena de de niños de muy corta edad que habían sido inhumados bajo el suelo de las casas.

A pesar de que en aquella época la práctica funeraria más habitual en esa región de la península ibérica era la cremación, a los arqueólogos les sorprendió que uno de los cuerpos de Alto de la Cruz, enterrado hace 2.600 años, hubiera sido sepultado en el centro de un gran edificio, posiblemente un centro ceremonial, que disponía de un gran hogar decorado, y estuviera acompañado de un rico ajuar funerario compuesto por tres anillos de bronce, una concha originaria del Mediterráneo y tres ovejas (o tal vez cabras).

Reconstrucción del poblado de Las Eretas, en Navarra, donde fueron descubiertos huesos infantiles bajo las casas.

Reconstrucción del poblado de Las Eretas, en Navarra, donde fueron descubiertos huesos infantiles bajo las casas.

Reconstrucción del poblado de Las Eretas, en Navarra, donde fueron descubiertos huesos infantiles bajo las casas.

Iñaki Diéguez/Javier Armendáriz, Museo Las Eretas, Navarra.

Enterramientos privilegiados

Pero eso no es todo. Ahora, los estudios de ADN realizados a los restos óseos de este niño han desvelado un dato mucho más sorprendente: se trataba de una bebé que murió aproximadamente a las 27 semanas de haber nacido
y que tenía síndrome de Down. Aunque no es este el único caso. Otros dos neonatos encontrados en los yacimientos de Alto de la Cruz y Las Eretas presentaban el mismo trastorno genético causado por una copia extra del cromosoma 21. 

Los estudios de ADN llevados a cabo en los restos óseos de uno de los niños han desvelado que tenía síndrome de Down.

Esqueleto de un niño con síndrome de Down que murió en torno a las 26 semanas de edad gestacional (izquierda). Esqueleto de una niña con síndrome de Down fallecida alrededor de las 28 semanas de edad gestacional (derecha).

Esqueleto de un niño con síndrome de Down que murió en torno a las 26 semanas de edad gestacional (izquierda). Esqueleto de una niña con síndrome de Down fallecida alrededor de las 28 semanas de edad gestacional (derecha).

Esqueleto de un niño con síndrome de Down que murió en torno a las 26 semanas de edad gestacional (izquierda). Esqueleto de una niña con síndrome de Down fallecida alrededor de las 28 semanas de edad gestacional (derecha).

J. L. Larrión, Gobierno de Navarra

Además de estos tres neonatos, se encontró otro en Alto de la Cruz con un trastorno aún más inusual: una trisomía del cromosoma 18 o síndrome de Edwards, enfermedad que se caracteriza por ciertos rasgos inusuales como una cabeza pequeña con una forma anómala y una mandíbula y boca muy pequeñas, entre otros. Este hallazgo sería el ejemplo más antiguo de este tipo de anomalía genética identificado en restos humanos prehistóricos. 

«Por ahora no podemos explicar por qué encontramos tantos casos en estos yacimientos, pero sabemos que se trata de los pocos niños que recibieron el privilegio de ser enterrados dentro de las casas después de su muerte. Esto ya es un indicio de que fueron percibidos como bebés especiales», afirma Roberto Risch, arqueólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona y coautor de la investigación, que ha sido publicada en Nature Communications, liderada por el Instituto Max Plack (Alemania) y que ha contado asimismo con la colaboración de la Universidad de Alicante (UA) y la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

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No fueron los únicos

Tras los análisis de los restos óseos, los investigadores creen que todos los individuos murieron antes de nacer o a una edad muy temprana, y que solo uno habría llegado a cumplir el año de vida. Pero el modo y el lugar en que fueron enterrados estos neonatos han revelado un dato muy interesante a los investigadores que han llevado a cabo el estudio.

«Los enterramientos parecen mostrarnos que estos individuos fueron cuidados y apreciados como parte de sus sociedades«, sugiere Adam Benjamin Rohrlach, autor principal del estudio e investigador del Instituto Max Planck.

Tras los análisis de los restos óseos, los investigadores creen que todos los individuos murieron antes de nacer o a una edad muy temprana.

El yacimiento arqueológico de Las Eretas desveló el entierro de un bebé con síndrome de Down.

El yacimiento arqueológico de Las Eretas desveló el entierro de un bebé con síndrome de Down.

El yacimiento arqueológico de Las Eretas desveló el entierro de un bebé con síndrome de Down.

J. L. Larrión, Gobierno de Navarra

Para finalizar, el estudio destaca que los tres casos de síndrome de Down descubiertos en Navarra son los más antiguos de la

Fuente (para controlar el refrito): https://historia.nationalgeographic.com.es/a/descubren-primeros-enterramientos-bebes-sindrome-down-peninsula-iberica_20905

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