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El temperamental genio Miguel Ángel

Michelangelo Buonarroti, o Miguel Ángel, es uno de los artistas más conocidos del Renacimiento, famoso por dos cosas:
ser un genio y tener muy mal genio. Buena parte de ello se debía a su carácter extremadamente perfeccionista, que le llevaba a ataques de cólera cuando las cosas no salían como quería.
Como consecuencia de ello,
Miguel Ángel era una persona muy difícil de tratar. Experimentaba cambios de humor repentinos y emociones intensas, padecía trastornos obsesivo-compulsivos (no se quitaba las botas ni siquiera para dormir) y, según algunos estudiosos del personaje, podría haber tenido síndrome de Asperger. Sus problemas de salud, especialmente en los riñones y las piernas, tampoco ayudaban a su humor.

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Igual que era exigente con él lo era también con los demás, y tenía
relaciones complicadas con sus ayudantes, patrocinadores y otros artistas de la época. A menudo se involucraba en disputas con sus colegas de profesión como Leonardo da Vinci, con quien tenía conflictos fuertes y notorios que iban más allá de la habitual rivalidad.
No le temblaba la voz ni siquiera al tratar con los personajes más poderosos e influyentes, como el mismo papa Julio II, conocido al igual que Miguel Ángel por su tremendo carácter. En una ocasión, después de que el pontífice decidiera suspender el proyecto de su tumba tras tenerle durante meses supervisando las canteras de mármol, Miguel Ángel se marchó encolerizado a Florencia ignorando las amenazas del papa, que finalmente le encargó la decoración de la Capilla Sixtina como compensación.
Fuente (para controlar el refrito): https://historia.nationalgeographic.com.es/foto-del-dia/miguel-angel-genio-muy-mal-genio_20526