El tekenu: misterioso elemento en los rituales funerarios de Egipto.

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La procesión avanza lentamente por el polvoriento sendero junto al Nilo que conduce a la tumba de Ramose. Este influyente hombre que fue visir de varios faraones ha fallecido, ha partido para reunirse con los dioses eternos. Su cortejo fúnebre es imponente y muy lujoso. Acompañan a sus familiares afligidos y servidores que llevan el ajuar funerario que Ramose disfrutará en el más allá. Un grupo de plañideras lamenta ruidosamente, alzando los brazos al cielo, desgarrando sus vestiduras y arrojando tierra sobre sus cabezas…

Un gran trineo transporta el sarcófago con la momia del difunto; detrás de él, otro trineo lleva una capilla con los vasos canopos que contienen las vísceras momificadas de Ramose, esenciales para que su alma esté completa en el más allá. Pero hay un tercer trineo que transporta un objeto curioso, una especie de saco informe cubierto con una piel de animal o algo similar a un sudario. ¿Qué será este objeto? Se trata del tekenu, un elemento bastante desconocido pero que, al parecer, desempeñó un papel importante en los ritos funerarios del antiguo Egipto.

La escena descrita anteriormente está representada en uno de los muros de la tumba de Ramose en la necrópolis de Gurna. Este personaje vivió durante la dinastía XVIII y fue visir de Amenhotep III (1390-1353 a.C.) y de su hijo Akhenatón (1353-1336 a.C.). Pero la tumba de Ramose no es el único lugar donde se puede ver una representación del tekenu.

Existen registros de este tipo de representaciones desde la época tinita (2900-2545 a.C.), y desde tiempos antiguos se ha relacionado este elemento curioso con las ceremonias funerarias que se realizaban sobre la momia del difunto, específicamente en la llamada «ceremonia de la apertura de la boca», un ritual destinado a que el difunto recupere todos sus sentidos para disfrutar de su vida en el más allá.

Desde tiempos antiguos se ha relacionado este elemento curioso con las ceremonias funerarias que se realizaban sobre la momia del difunto.


Ceremonia de la apertura de la boca representada en la tumba de Userhet, en Gurna.

Ceremonia de la apertura de la boca representada en la tumba de Userhet, en Gurna.

Ceremonia de la apertura de la boca representada en la tumba de Userhet, en Gurna.

Cordon Press

El tekenu se representa en las pinturas de las tumbas de diversas formas. A veces se muestra como un hombre acurrucado, cubierto con una piel de animal o un sudario del que solo asoma su cabeza, dispuesto sobre un trineo. Otras veces el tekenu se reproduce de la misma manera pero sin la cabeza humana, adoptando una apariencia informe (como en el caso de la tumba del visir Ramose).

En ocasiones, el tekenu se asemeja a un individuo agachado (como en la representación que aparece en la tumba de Mentuhirkhepeshef, un alto funcionario de la dinastía XVIII), y a veces se presenta como alguien vestido con un sudario de líneas horizontales pintadas de amarillo o rojo, como en la tumba del visir Rekhmire, en Gurna.

Partes desechadas del difunto

Pero, ¿qué era el tekenu? ¿De qué estaba hecho? ¿Cuál era su significado? Existen diversas teorías y múltiples interpretaciones sobre esta enigmática figura. A pesar de ello, la función del tekenu dentro del ritual funerario egipcio sigue siendo bastante desconocida. Hay interpretaciones que lo vinculan al sacrificio ritual de animales, o incluso de seres humanos (quizás prisioneros extranjeros). Sin embargo, no hay evidencia que lo respalde.

Algunos investigadores han planteado la hipótesis de que tal vez el tekenu estaba compuesto por aquellas partes del cuerpo del difunto que no se depositaban en los vasos canopos durante el proceso de momificación, pero que también debían desempeñar un papel importante en la procesión fúnebre y durante las ceremonias asociadas.

Esta teoría es defendida por el egiptólogo británico Hermann Kees, quien cree que esta figura acumularía todo lo considerado impuro y sería enterrada junto a la momia del difunto, ya que estas partes «impuras» también eran esenciales en el ritual funerario como elementos para lograr el renacimiento en la otra vida.

Tal vez el tekenu estaba compuesto por las partes del cuerpo del difunto que no eran depositadas en los vasos canopos durante la momificación.

Dos de los vasos canopos hallados en la tumba del príncipe Hornakht, de la dinastía XXII, en Tanis. Museo Egipcio, El Cairo.
Dos de los vasos canopos hallados en la tumba del príncipe Hornakht, de la dinastía XXII, en Tanis. Museo Egipcio, El Cairo.

Dos de los vasos canopos hallados en la tumba del príncipe Hornakht, de la dinastía XXII, en Tanis. Museo Egipcio, El Cairo.

Dos de los vasos canopos hallados en la tumba del príncipe Hornakht, de la dinastía XXII, en Tanis. Museo Egipcio, El Cairo.

Cordon Press

En el caso de la hipótesis relacionada con el supuesto sacrificio humano, algunos investigadores sugieren que a través de este objeto se reproducía de manera mágica una inmolación que en tiempos del Egipto histórico ya no tenía lugar, sino que se hacía de forma simbólica. Si fuera así, el tekenu representaría a un personaje fallecido y enterrado en posición fetal, tal como se realizaban los entierros en tiempos predinásticos.

Otros investigadores creen que el tekenu podría simbolizar un sacrificio animal. Por ejemplo, Gaston Maspero, que fue director del Servicio de Antigüedades de Egipto entre 1881 y 1914, sugería que el tekenu estaba compuesto por las diversas partes de un buey. En el siglo XX, el poeta y egiptólogo galés John Gwyn Griffiths creía que la función del tekenu era obtener la fuerza vital mágica contenida en los animales sagrados sacrificados.

¿Un sacerdote funerario?

Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo con estos planteamientos. Actualmente, el egiptólogo Greg Reeder afirma que el sacerdote sem (encargado de realizar ciertas ceremonias funerarias durante el entierro, como la mencionada ceremonia de la apertura de la boca) puede identificarse con el misterioso tekenu. Según él, en un ritual ante la momia del difunto, este sacerdote simulaba un sueño cataléptico y entraba en trance en un momento específico de los rituales (antes de liberarse del sudario para simbolizar el renacimiento).

De esta manera, su espíritu emprendía un viaje celestial en busca del ka (uno de los cinco elementos que componían el alma humana para los antiguos egipcios) del difunto y lo devolvía a su momia. Según Reeder: «Seguramente el tekenu era un actor principal en las ceremonias funerarias, liderando la procesión con la gente gritando a su paso durante el camino hacia la tumba.»

El egiptólogo Greg Reeder piensa que el sacerdote sem, encargado de ciertos ritos funerarios, puede identificarse con el misterioso tekenu.

Un grupo de plañideras representadas en una tumba egipcia.
Un grupo de plañideras representadas en una tumba egipcia.

Un grupo de plañideras representadas en una tumba egipcia.

Un grupo de plañideras representadas en una tumba egipcia.

iStock

Otros egiptólogos, sin embargo, están convencidos de que el sacerdote sem y el tekenu son entidades completamente diferentes. De todos modos, hay un texto relacionado con la ceremonia de la apertura de la boca referido al tekenu que dice de él que «duerme» o «duerme profundamente». ¿Podría ser una forma de referirse a un estado de trance? ¿Está Reeder en lo correcto? No lo sabemos, pero lo que parece evidente es que el misterioso tekenu desempeñó un papel crucial como parte de los elementos necesarios para garantizar el éxito del viaje del difunto al más allá.

 

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