Crisipo de Solos, filósofo griego del siglo III a.C y destacado representante de la escuela estoica, es conocido por su sentido del humor, llegando al extremo de fallecer de risa. A los 73 años, durante la Olimpíada, asistió a una fiesta donde bebió vino sin diluir, una práctica considerada poco apropiada entre los griegos. El efecto del vino se hizo evidente cuando, al ver a un burro comiendo sus higos, le ofreció una copa de vino en tono de broma y esto le causó tanta gracia que empezó a reír descontroladamente. Lo que comenzó como una broma terminó en tragedia, ya que se atragantó y cayó al suelo con la boca llena de espuma, convirtiéndose así en la primera persona conocida en morir literalmente de risa.
El pensador que falleció a causa de una risa excesiva
