Ferdinand Cheval, un cartero francés, dedicó 33 años a la construcción de un palacio hecho de piedras que recogía durante su trabajo cerca de Hauterives, en el sur de Francia.
Comenzó en 1879 llevando piedras en los bolsillos y una cesta, luego usando una carretilla. Aunque sus vecinos lo veían como excéntrico o loco, él nunca abandonó su pasión.
Llamado «el palacio ideal», la obra de Cheval es una combinación de estilos e inspiraciones de diferentes culturas. Construido con diversos tipos de piedras y fósiles unidos con mortero y cemento, tiene un aspecto mágico y de cuento de hadas. Además, Cheval grabó frases y poemas en las paredes.
Su palacio se hizo famoso y atrajo la atención de artistas como André Breton y Pablo Picasso. Aunque Cheval deseaba ser enterrado en él, las autoridades lo prohibieron, por lo que construyó un mausoleo en el cementerio de Hauterives siguiendo el mismo estilo.