El inventor del ascensor suele atribuirse al estadounidense Elisha Otis, quien lo patentó en 1853. Aunque técnicamente existía su predecesor, el montacargas, este solo servía para transportar mercancías.
La innovación clave del ascensor fue el sistema de seguridad que evitaba una caída en caso de rotura del cable. Otis incorporó un muelle en la parte superior de la plataforma que detendría la caja en caso de emergencia.
La invención del ascensor fue fundamental con la construcción de edificios más altos, facilitando el acceso a pisos superiores. Los montacargas se utilizaban para objetos debido a la fragilidad de los cables, y no se consideraban seguros para transportar personas.
Otis demostró la fiabilidad de su invento en una exposición en 1854 al cortar el cable mientras estaba dentro del ascensor. El mecanismo de seguridad funcionó correctamente, demostrando su confianza en su creación.