Al leer noticias de arqueología, es común cuestionarse cómo se puede determinar la identidad de un esqueleto excavado, como por ejemplo «un hombre de unos 40 años de alta clase social». Sin embargo, los esqueletos proporcionan una gran cantidad de información.
Identificar el sexo es relativamente sencillo si se conservan ciertos huesos y el individuo tenía al menos 10-12 años. Esto se debe a que a partir de la pubertad, los huesos se desarrollan de manera diferente en hombres y mujeres, especialmente la pelvis. Además, los cráneos presentan diferencias en la forma, con ángulos más pronunciados en hombres en el mentón y los pómulos.
Determinar la edad es más complicado. En edades tempranas, alrededor de los 16 años, es más fácil debido al proceso de desarrollo esquelético, pero en la adultez se basa en el desgaste de los huesos, con un margen de error mayor.
Por último, el estatus social o la calidad de vida se puede inferir al analizar los huesos en busca de señales de enfermedades o lesiones específicas. Por ejemplo, fracturas causadas por armas sugieren una pertenencia a una clase guerrera, mientras que una buena salud dental indica probablemente un estatus alto con acceso a una mejor higiene bucal.