Alfonso X el Sabio mostró un gran interés en la astronomía debido a su deseo de comprender cómo los planetas afectarían a su reinado.
De acuerdo con el historiador de la ciencia medieval Julio Samsó, «el rey Sabio demostró una pasión innegable por la astronomía, lo que lo convierte en el astrónomo más destacado de la Edad Media cristiana. Este interés se debía a la creencia de la época en la influencia de los astros en la vida humana».
A Alfonso X se le conoció como el Estrellero, ya que contaba con un grupo de videntes y observadores de estrellas en su corte.
Según el historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron, «el rey había mencionado en ocasiones, tanto en público como en privado, que si hubiera estado presente en la creación del mundo, habría organizado los cielos de manera diferente. Dedicó tanto tiempo y energía a estos asuntos que en su corte se rumoreaba un posible epitafio para su tumba: ‘Mientras Alfonso contemplaba las cosas celestiales, perdió las terrenales'».
Investigación en astronomía
La creencia del rey en la astrología se reflejaba en las Partidas, donde se respaldaba la predicción del futuro a través de las estrellas, «realizada por aquellos con un buen conocimiento de astronomía». Además, se prohibían otras formas de adivinación y se castigaba con la pena de muerte a aquellos que conjuraran espíritus malignos o fabricaran figuras con la intención de hacer daño a otros.

La astronomía fue el campo científico más destacado durante la Edad Media, donde los términos astronomía y astrología intercambiaban sus significados y aplicaciones, convirtiéndose en un dúo inseparable. Ambas disciplinas formaban parte de las siete artes liberales que interesaban al rey Sabio.
Con la ayuda de la Escuela de Traductores de Toledo, Alfonso X estableció un grupo de eruditos árabes, judíos y cristianos que, basándose en la tradición existente en esa ciudad, buscaron y recuperaron los textos árabes más importantes, actualizándolos y traduciéndolos al latín y romance, incluyendo el conocimiento astronómico acumulado desde la época de Ptolomeo.
Las obras científicas asociadas con el rey fueron el resultado del trabajo de este grupo de sabios reunidos en su corte. Se han identificado al menos quince de estos hombres que colaboraron en su corte, la mayoría de ellos en astronomía. El mismo Alfonso X admitió en la General Estoria que su contribución a la producción de libros no era escribir con su propia mano, sino más bien ordenar la razón de por qué, cómo y qué escribir.
La astronomía alfonsí se materializa principalmente en Las Tablas alfonsíes y Los Libros del Saber de Astrología.
Las Tablas alfonsíes
Elaboradas en Toledo entre 1252 y 1272, las Tablas representan una actualización de las de Azarquiel, desplazándolas rápidamente a partir de la década de 1320. En ellas se estudiaba la trayectoria del Sol y se incluían las posiciones de los cuerpos celestes calculadas según el meridiano de Toledo.
Además, contenían resultados de observaciones y registros astronómicos, algunos antiguos y otros realizados por los astrónomos alfonsíes, corrigiendo y ajustando las posiciones estelares, solares, lunares y de los cinco planetas conocidos en ese momento (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), así como los eclipses solares y lunares, información esencial para medir el tiempo, la duración de los meses y años, la creación de calendarios y la predicción de efemérides astronómicas.

Las Tablas han sido elogiadas a lo largo de la historia. Un ejemplo reciente lo encontramos en C. M. Linton, quien destaca que «el logro más significativo del reinado de Alfonso X fue un conjunto de tablas astronómicas, cuyo texto original se ha perdido, pero que fueron la base de casi todos los cálculos astronómicos hasta mediados del siglo XVII».
Las Tablas alfonsíes fueron conocidas en toda Europa incluso después de Copérnico, hasta que fueron reemplazadas por las Tablas rudolfinas.
Los Libros del saber de astrología
La otra gran obra astronómica patrocinada por Alfonso X, conocida como Libros del saber de astronomía, se conoce principalmente como Libros del saber de astrología. Si no se la conoce así, se debe en gran medida a la influencia del físico, médico y bibliófilo Manuel Rico y Sinobas, quien publicó la traducción al castellano, anotada y comentada en cinco tomos.

De acuerdo con Sánchez Ron, «la opinión que Rico y Sinobas tenían sobre la astrolog