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La Gioconda, una de las obras de arte más famosas del mundo, ha sufrido un ataque vandálico este domingo 28 de enero de 2024 en el Museo del Louvre de París, donde se encuentra expuesta desde 1797.
Comúnmente conocida como la Mona Lisa, esta pintura al óleo del artista e inventor Leonardo Da Vinci ha sido víctima de múltiples atentados contra su integridad a lo largo de su existencia: un espectacular robo, golpes e incluso pedradas que le han causado pequeños daños evidentes. Es por este motivo que desde hace décadas se exhibe resguardada por un amplio cristal blindado.
En esta ocasión, dos activistas climáticas del grupo ecologista francés «Riposte Alimentaire», de 24 y 63 años, han accedido al museo con la intención de arrojar sopa al cuadro. Una vez conseguido su objetivo, se han manifestado por el derecho a una alimentación sostenible y saludable.
Según el propio colectivo ha comunicado a través de sus redes sociales y en conversaciones con medios franceses, esta acción sería la primera de una mayor campaña para promover un cambio real en toda la sociedad, especialmente respecto a la realidad del cambio climático.
Las manifestantes y también la obra, cuyo cristal ha quedado completamente cubierto de sopa de color naranja, han sido ocultados rápidamente con biombos negros por el personal del museo.
El acto no ha provocado daños directos al cuadro. No obstante, las autoridades del museo han anunciado que tomarán acciones legales contra la organización «Riposte Alimentaire».
MANIFESTACIONES EN PARÍS, más allá de la gioconda
La capital francesa ha sido escenario de diversas protestas de agricultores que han tenido lugar durante los últimos días, algunas de las cuales han bloqueado carreteras clave para el acceso a la ciudad.
Los trabajadores del sector agrícola exigen una rebaja del precio del combustible, de los impuestos, mejores salarios y condiciones laborales, o una revisión de las regulaciones existentes, entre otros beneficios.
El grupo ecologista que ha protagonizado el ataque a la Mona Lisa se pronunció en favor de estas protestas, alegando que todo el sistema alimentario está mal formulado en cuanto a la sostenibilidad se refiere.
ATENTADOS ALIMENTARIOS CONTRA OBRAS DE ARTE
Si bien este ataque a la Gioconda de Da Vinci no es único, los ataques con comida hacia obras de arte tampoco lo son, por extraña que la situación parezca.
La misma Mona Lisa recibió un tartazo en mayo de 2022 que dejó su cristal protector lleno de crema ante la mirada incrédula de los visitantes del museo que se encontraban contemplando la obra en aquel momento.
Ese mismo año, en el Museo Barberini de Potsdam, en Alemania, los activistas de «Última Generación» untaron con puré de patatas el cuadro Les Meules del pintor francés Claude Monet.
Poco antes, en la National Gallery de Londres, militantes de la organización de resistencia civil «Just Stop Oil» habían lanzado sopa de tomate sobre Los girasoles de Vincent van Gogh.
Indiscutiblemente este tipo de acciones despiertan la atención pública por las curiosas circunstancias en las que se desarrollan, y en muchos casos pueden llevar a formularnos una misma pregunta: ¿Por qué? El mensaje es directo: sin planeta no habría arte. Por tanto, su conservación es imprescindible, y otros temas como el arte deberían quedar en un segundo plano en este contexto de crisis mundial.
Así, durante varios años se han producido actos de vandalismo hacia obras de arte en museos de todo el mundo, llevadas a cabo por grupos ecologistas con el objetivo de acusar a los gobiernos de su inacción para tomar medidas eficaces que frenen el cambio climático.
Fuente (para controlar el refrito): https://historia.nationalgeographic.com.es/a/activistas-contra-mona-lisa-por-que-han-vuelto-atacar_20776