Este 13 de julio se conmemoran 70 años desde el fallecimiento de Frida Kahlo, la renombrada pintora mexicana y latinoamericana. La vida de este ícono del arte y del feminismo estuvo marcada por una serie de infortunios y adversidades: a los 7 años sufrió de poliomielitis que dejó su pierna derecha afectada, y a los 18 un accidente de autobús le provocó secuelas físicas y dolores crónicos que la acompañaron hasta su muerte. Sin embargo, todas estas dificultades también fueron la fuente de inspiración que alimentó su arte peculiar y su visión del mundo.
Frida Kahlo plasmó sus desgracias en sus pinturas, convirtiendo sus obras en una autobiografía pictórica en la que revelaba su alma y la exponía ante millones de espectadores. Realizado en 1940, el «Autorretrato con collar de espinas» es otro capítulo de esa biografía. En esta obra se refleja uno de sus grandes tormentos, el sufrimiento amoroso provocado por su relación con Diego Rivera, un infiel empedernido. La pintura está cargada de símbolos que representan su dolor físico, el hombre que la atormentaba y su feminidad «no convencional» que ella mostraba con orgullo.