Gustavo Adolfo Bécquer consideraba que la soledad era hermosa siempre y cuando hubiera alguien con quien compartirla. Esta percepción subjetiva ha inspirado numerosos poemas a lo largo de la historia. Sin embargo, según el Observatorio Estatal de la Soledad no deseada, cuando la soledad se convierte en un sentimiento invasivo, las consecuencias pueden ser mucho más difíciles de sobrellevar. El último Barómetro de la Soledad no Deseada, presentado recientemente, confirma que la falta de alguien con quien compartir profundiza el malestar de aquellos que la experimentan.
El Observatorio distingue entre el aislamiento social, que puede medirse de forma objetiva, y la soledad no deseada, una sensación subjetiva que afecta a miles de personas sin buscarla. Según el director del estudio, Raúl Ruiz, en España una de cada cinco personas adultas experimenta este tipo de soledad. Las mujeres la sufren más que los hombres, con un 21,8% frente al 18%, y los jóvenes más que los mayores, con una prevalencia del 34% en edades de 18 a 24 años.
En la presentación del último estudio realizado por Fundación ONCE y Fundación AXA, se destaca que el 13,5% de los españoles experimentan soledad crónica, la cual afecta más a las mujeres y también se observa entre la juventud. A pesar de ser un problema reversible, el informe evidencia la falta de iniciativas por parte de las administraciones públicas para abordar esta cuestión. El ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, ha subrayado la importancia de crear redes de apoyo sin estigmatizar a quienes sufren de soledad no deseada.
En el acto, el ministro Bustinduy ha abogado por crear redes de apoyo, pero también ha dicho tomar nota de que la población cree que el Gobierno no hace mucho por combatir el problema
El ministro Bustinduy ha destacado la importancia de basar las políticas públicas en conocimiento fiable y ha mencionado que la mayoría de la población asocia la soledad no deseada con un problema invisible. Además, ha resaltado la necesidad de combatir este fenómeno y valorar el tiempo dedicado al recogimiento y disfrute en solitario, que puede potenciar la creatividad y la reflexión.
Según el barómetro, el aislamiento involuntario es un problema persistente para miles de personas, con un alto porcentaje que lleva más de dos años viviendo en soledad, y un 59% que lleva más de tres años. Aunque no todos los entrevistados se encuentran solos en ese momento, la mayoría ha experimentado la soledad en algún momento de sus vidas.
El análisis señala que diversos factores como problemas de salud mental, mala salud, discapacidad, vivir en entornos urbanos, origen extranjero, desempleo, bajo nivel educativo y dificultades económicas pueden aumentar el sentimiento de soledad. La capacidad económica juega un papel crucial en la soledad no deseada, siendo el doble de prevalente cuando hay dificultades financieras.