¿Por qué se acepta la reducción de daños en alcohol y drogas pero no en tabaco?

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La Red de Atención a las Adicciones (Unad), integrada por 200 ONG, abogó por un cambio de paradigma en la sociedad española para valorar la reducción de daños en drogas como una respuesta eficaz de salud pública. Destacaron el reciente cambio de enfoque de la Comisión de Estupefacientes de la ONU que reconoció el papel de la reducción de daños en las respuestas públicas efectivas. Programas como el intercambio de jeringuillas han salvado vidas en alrededor de 80 a 90 países.

Unad busca ampliar los programas de reducción de daños para adaptarse a nuevas adicciones, utilizando terapias como la metadona y la naloxona. La reducción de daños busca minimizar riesgos asociados con comportamientos de riesgo, como el consumo de drogas y la prostitución, y conectar a los usuarios con una red asistencial normalizada.

A pesar de la efectividad demostrada de productos de riesgo reducido como el vapeo, el tabaco calentado, y otros, para ayudar a dejar de fumar, muchos países, incluido España, no aceptan esta estrategia para el tabaquismo. La ciencia respalda la eficacia de estos productos, pero la resistencia se basa en afirmaciones falsas aceptadas por la opinión pública.

La OMS publicó una guía para dejar de fumar que destaca la farmacoterapia combinada con intervenciones conductuales como eficaz. Recomiendan tratamientos como la vareniclina y la terapia de reemplazo de nicotina, pero ignoran la evidencia que respalda la eficacia de los cigarrillos electrónicos sobre los medicamentos de reemplazo de nicotina.

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