Elke Weber (Alemania, 1957) decidió abandonar su país natal debido a la presión de «demasiados alemanes» que intentaban influir en su vida. Desde entonces, se ha centrado en la Psicología y en comprender la toma de decisiones, especialmente en relación con el cambio climático. Su investigación la llevó a convertirse en la primera psicóloga en unirse al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU y, actualmente, ha sido galardonada con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Sociales, que recogerá en Bilbao junto a otros premiados.
En cuanto a la «fatiga climática», Weber señala que existe un agotamiento generalizado entre la población al tener que lidiar con las crisis del Covid y el cambio climático simultáneamente. Respecto al discurso ecologista, destaca la importancia de comunicar los peligros de forma equilibrada, evitando el catastrofismo y enfocándose en soluciones positivas.
La investigadora también aborda la relación entre las decisiones climáticas y económicas, subrayando la necesidad de adaptar la comunicación a diferentes valores y motivaciones. En cuanto a la procrastinación en la adopción de medidas sobre el cambio climático, Weber explica que la falta de acción se debe en parte a la desconexión temporal entre las acciones y sus consecuencias negativas.
Sobre la ecoansiedad y la preocupación generacional, Weber destaca que la inquietud por el cambio climático varía según la edad, y prevé posibles conflictos intergeneracionales en el futuro. En relación con la reticencia a aceptar la ciencia del cambio climático, sugiere que la politización del tema puede influir en la percepción pública.
Finalmente, Weber enfatiza la importancia de comunicar correctamente las políticas medioambientales y destaca la discrepancia entre la percepción pública y el apoyo real a medidas climáticas. Aboga por informar a la población sobre la mayoría que respalda acciones en defensa del clima, para romper con el silencio que rodea el tema.