¿Es posible hackear marcapasos, monitores cardiacos y sensores cardíacos?

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En el año 2030, se prevé que más de 50.000 millones de dispositivos estarán conectados a Internet de alguna manera, desde teléfonos móviles y ordenadores hasta electrodomésticos, semáforos, señales de tráfico y puertas de edificios. Este fenómeno se conoce como el Internet de las Cosas (IoT) y ha permitido que cada vez más máquinas funcionen a través de conexiones a la red. Se estima que para entonces, casi 7 dispositivos con acceso a Internet estarán disponibles por cada ciudadano del planeta, y aproximadamente una tercera parte de esas conexiones se darán en entornos médicos.

El Internet de las Cosas Médicas (IoMT) se refiere al uso creciente de tecnologías conectadas a Internet en centros de salud, hospitales y hogares para monitorear la salud de los pacientes. Desde relojes inteligentes capaces de medir constantes vitales hasta equipos médicos en hospitales que envían datos clínicos a través de la red, la conectividad en el ámbito médico está en aumento. Se espera que el mercado global de estos dispositivos alcance cerca de 357.000 millones de dólares en 2031, impulsado por el uso generalizado de dispositivos portátiles para el monitoreo de la salud.

Sin embargo, la ciberseguridad en el sector de la salud plantea desafíos importantes. Un estudio reveló que una gran cantidad de conexiones a Internet en hospitales de Estados Unidos presentaban vulnerabilidades, como dispositivos no autorizados, sistemas operativos no legales y tecnologías no validadas por la FDA. Los ataques informáticos a instalaciones médicas están en aumento, con consecuencias que van desde errores en la transmisión de datos clínicos hasta bloqueos de sistemas informáticos para solicitar rescates.

Es fundamental que los centros sanitarios mejoren sus sistemas de seguridad, actualicen sus normativas y brinden formación al personal para hacer frente a la creciente interconexión de dispositivos médicos. Con el aumento constante de datos médicos, especialmente imágenes de diagnóstico, y la digitalización de la atención médica, es crucial garantizar la protección de la información sensible de los pacientes en un entorno cada vez más conectado.

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