La «guerra civil» religiosa entre jóvenes y adolescentes franceses musulmanes ha dejado una nueva víctima: Samara Radjoul (14) fue internada en estado de coma durante veinticuatro horas después de ser asaltada, insultada y golpeada por tres menores de 14 y 15 años que la agredieron por no usar velo islámico y maquillarse, llamándola «puta» e «impía». Los agresores fueron detenidos y podrían enfrentar cargos por intento de asesinato. El incidente ha generado una ola de indignación y preocupación en Francia.
La ministra de Educación, Nicole Belloubet, ha ordenado una investigación judicial para implementar medidas urgentes en todas las escuelas e institutos del país donde el uso de velo y ropa islámica está prohibido, pero con resultados relativos. Los hechos ocurrieron en Montpellier, donde la madre de la víctima, Hassiba Radjoul, alertó a las autoridades del colegio sobre el posible peligro para su hija, pero por error de comunicación, la niña salió sola y fue atacada por sus compañeros musulmanes.
Este incidente ha puesto de manifiesto los conflictos existentes entre bandas de jóvenes musulmanes y no confesionales en Francia, con numerosas intervenciones policiales. Además, se ha revelado que una docena de imanes franceses están siendo amenazados de muerte por grupos musulmanes radicalizados. Es la primera vez que una niña musulmana francesa es atacada con tanta violencia verbal y física, generando preocupación en la sociedad.
En medio de versiones contradictorias sobre el incidente, se ha mencionado que la víctima, Samara, y su agresora, Myriam, tenían diferencias personales relacionadas con la coquetería y el comportamiento con los chicos. La madre de Samara ha acusado a la escuela de negligencia y muchos padres expresan su preocupación por la creciente violencia entre los jóvenes. En un contexto más amplio, los profesores en los suburbios multiculturales de Francia enfrentan miedo y presiones, lo que dificulta la imposición de disciplina y la resolución de conflictos.
Por otro lado, el imán Hassen Chalghoumi ha sido amenazado por islamistas por defender la prohibición del velo en escuelas, y ha expresado su solidaridad con Samara, considerándola una víctima de la violencia generada por fanáticos islámicos. La situación refleja un problema más profundo en Francia, donde la violencia y el extremismo están causando estragos en la sociedad.