El agente de la Policía Nacional, Daniel (nombre ficticio), ha estado luchando contra el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar durante casi veinte años. La reciente muerte de dos guardias civiles en Barbate no le tomó por sorpresa, considerando la espiral de violencia que han experimentado en los últimos meses. Según Daniel, una parte de la población local aprueba y se beneficia del dinero de los delincuentes. Reveló en una entrevista a Vozpópuli que hay grupos de Telegram con 1.500 personas que vigilan sus movimientos y proporcionan información a los narcotraficantes, incluso cantando las matrículas de los coches y detallando sus actividades cotidianas.
El teléfono de Daniel está disponible las 24 horas del día, los 365 días del año, ya que las operaciones que maneja están constantemente activas y puede verse obligado a detener delincuentes en cualquier momento. En varias ocasiones ha tenido que salir a realizar una operación después de haber regresado a casa al parecer, como el asesinato le ha dejado afectado. Según él, tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil «son uno» en la lucha contra el narcotráfico en el Estrecho, con compañeros que han pasado hasta 40 horas vigilando sujetos o llevando a cabo operaciones complejas que han estado en desarrollo durante varios meses.
«Iban a ser ellos o nosotros»
Daniel considera que el asesinato en Barbate no ha atemorizado a sus compañeros, ya que muchos de ellos sentían que era solo cuestión de tiempo antes de que algo de ese tipo tuviera lugar. No solo le afecta a él, también a toda la familia observándole con caras preocupadas, especialmente cuando debe salir de la ciudad durante los fines de semana para realizar su trabajo.
Daniel revela que su lucha contra los narcotraficantes también se ha convertido en parte de su vida privada. A pesar de que aún no ha sido amenazado, su coche ha sido dañado en varias ocasiones. También evita ciertas áreas a su alrededor por miedo a ser reconocido. Se siente presionado mientras esté allí, ya que la presión policial en la zona es intensa y los narcotraficantes cuentan con el apoyo de grupos locales.
Los narcotraficantes no están solos en su lucha contra las fuerzas de seguridad. Daniel ha detectado grupos de Telegram con 1.500 miembros que vigilan y proporcionan información sobre los movimientos de los agentes, incluso cuando no están trabajando. Esta violencia ha aumentado en los últimos meses, ya que los narcotraficantes han expandido su territorio a lugares como Chipiona, Rota o Sanlúcar, sin dudar a la hora de actuar. Este agente cree que hay una falta de medios y personal en el área. Las grandes causas judiciales quedan estancadas, ya que los juzgados no tienen capacidad suficiente para atender la situación.
«Los juzgados están saturados»

Daniel afirma que los narcotraficantes cuentan con abogados expertos que logran que sus clientes sean liberados después de pasar únicamente unos meses en prisión. Ha visto cómo han desplazado la violencia y han resultado mucho más audaces en sus movimientos.
Si bien no ha recibido amenazas directas, su lucha personal hacia el narcotráfico ha afectado su vida. Después del incidente de Barbate, su familia le pide frecuentemente que les avise de su bienestar, incluso llegando a pedir que lo haga a través de dispositivos electrónicos. La lucha contra el narcotráfico en el Estrecho no es solo un reto profesional para Daniel, también está poniendo en riesgo su vida diaria.
El contexto en el que se encuentra refleja la realidad de ‘Villanarco’, un área dominada por el narcotráfico. Carece de actividad laboral, y a pesar de ello, poseen propiedades de alto valor y vehículos lujosos. Esta situación pone en alerta a las fuerzas de seguridad, ya que los narcotraficantes cuentan con un apoyo significativo en la región.
Fuente (para controlar el refrito): https://www.vozpopuli.com/espana/dia-dia-policia-narcos-ojos-espiando-nuestra-vida-privada.html