El 25 de octubre de 2017, dos días antes de la Declaración Unilateral de Independencia, el círculo íntimo de Carles Puigdemont se reunió con emisarios de Vladímir Putin siguiendo las instrucciones del entonces president para obtener el respaldo ruso a la independencia de Cataluña. Los testimonios en sede judicial y las conversaciones y chats de los teléfonos de ex responsable de Relaciones Internacionales de Convergència Víctor Terradellas; la ex consellera y ex dirigente de Junts Elsa Artadi; el periodista y escritor Carles Porta y el empresario y ex-miembro de la organización terrorista Terra Lliure Miquel Casals lo confirman. Esto se refleja en la exposición razonada del titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona Joaquín Aguirre de este lunes, que considera que no hay margen para indultar a Carles Puigdemont por traición y malversación, y ha elevado el caso al Tribunal Supremo, tal como lo insinuó el 21 de junio.
Aguirre cree que además de Puigdemont y el también aforado Francesc Dalmases, los otros once imputados – Artur Mas, Elsa Artadi, Víctor Terradellas, Jordi Sardá, Natalia Boronat, Zeus Borrell, Miquel Casals, Carles Porta, Aleksander Dmitrenko, Josep Lluís Alay y Gonzalo Boye – deben ser investigados por el Tribunal Supremo debido a que sus actividades «están estrechamente relacionadas con la presunta actuación delictiva de Puigdemont».
El juez sigue la línea del Supremo, que no considera amnistiable la malversación, y en lugar de plantear una cuestión prejudicial al Tribunal Superior de Justicia de la UE (TJUE) , también sostiene lo mismo con respecto a la traición, delitos a los que se suma el de pertenencia a organización criminal para los 13 imputados.
«Videoconferencia con Pu»
En su exposición razonada, el juez menciona un chat del 25 de octubre de 2017, en el que una persona llamada Miquel informaba a Puigdemont, desde el teléfono de Terradellas, sobre la reunión que habían tenido con ciertas personas y que esperaban una respuesta en 24 horas, proponiendo una «videoconferencia con Pu» antes de tomar cualquier medida, sugiriendo que las iniciales podrían referirse a Vladímir Putin, dado el contexto de esas reuniones, en las que también se discutía el apoyo de China y la nacionalidad de los participantes.
«1. Q China diga tb lo suyo. 2. Q viernes antes de hacer nada, hagas videoconferencia con en PU», se menciona en el chat. Al día siguiente, el 26 de octubre, Terradellas agrega: «Nos habían garantizado declaración esta tarde, Gorbachov. Dinero x parte china. (…) A las 5 venía emisario de Putin». Y le pide a Puigdemont que retrase la comparecencia: «Pues lo retrasas (…) Estamos Carles, Miquel y yo aquí. Nos has de recibir. Retraso y danos tiempo».
Del análisis de los chats en el teléfono de Terradellas se sugiere que los ciudadanos rusos que se reunieron con Terradellas y Elsa Artadi podrían ser aquellos a los que Terradellas se refería como «Nikolay» y «Sergey», y a Artadi como «Jordi».
Según la declaración de Terradellas en sede judicial, durante las conversaciones de Puigdemont con Nikolai, Sergei y Jordi Sardà -empresario enlace con los emisarios rusos- en presencia de Artadi y Terradellas en su residencia oficial de la Casa dels Canonges, Puigdemont solicitó que se continuara la conversación con los rusos. Gracias a Terradellas, el juez ha logrado confirmar que Nikolai y Sergei serían Nikolai Sadovnikov -ex diplomático ruso de confianza de Putin que habría supervisado a Puigdemont en el 1-O- y Serguei Motin -espía de Putin que habría ofrecido un ejército de 10.000 soldados rusos si Puigdemont decidía declarar la independencia por la fuerza-.
En diferentes partes, Terradellas menciona a «Miquel», quien podría ser identificado como Miquel Casals a través de una conversación entre Terradellas y Sardá el 17 de febrero de 2017, en la que Sardá comparte un vídeo sobre Puigdemont en el que aparecen Carles Porta y Miquel Casals. Terradellas responde: «Ya he visto a Carles y Miquel. Yo no puedo salir en ningún lado. Órdenes de mi jefe», refiriéndose claramente a Puigdemont.
«Necesitas 100 muertos»
La identidad de Miquel también se revela en una conversación grabada el 16 de mayo de 2018 en el teléfono de Terradellas con Xavier Vendrell -ex terrorista de Terra Lliure, empresario vinculado a ERC ahora cercano a Gustavo Petro-, donde el juez ve una clara voluntad de colaborar con una potencia extranjera.
Terradellas: «El presidente se asustó el otro día, menciona no quiero ser responsable de que nos maten a gente, y no quiere ser responsable ni que te defiendan como si fueses una urna, pero necesitas 100 muertos. Por eso siempre vamos nosotros el Miquel y yo, el Casals [ininteligible] le metes un millón de personas en Plaza Sant Jaume, un millón de personas en Plaza Sant Jaume quiere decir que desde Plaza Cataluña hasta Colón está lleno. Tendrán que matar para entrar».
Vendrell: «Se nos pasó el arroz, [ininteligible] no hubo cojones».
«A un solo paso de dar sus frutos»
Estas declaraciones y conversaciones llevan a Aguirre a afirmar que «la injerencia rusa estuvo a un solo paso de dar sus frutos«. Si no se materializó el 27 de octubre de 2017 según el testigo y artífice, Víctor Terradellas, fue porque «el expresidente Puigdemont tuvo pánico, es decir, tuvo un grado muy alto de miedo y temor, por las implicaciones para Cataluña y para él mismo de continuar con la Declaración Unilateral de Independencia y la entrada en la órbita del neoimperialismo ruso de carácter iliberal y antidemocrático, opuesto a la democracia liberal de la Unión Europea, abandonando definitivamente la pretendida aunque ilusoria protección de la Unión Europea».
Luego, el juez presenta el documento El camí cap a la República (El camino hacia la República), que en nueve pasos marcaba el plan, comenzando con la renuncia de Puigdemont a la investidura, no al escaño, y la propuesta de otro candidato para un nuevo gobierno.
La estrategia llevaría a derrotar al Estado, levantando el 155 y resultando en el regreso de Puigdemont como Presidente.
Aguirre sostiene que, según la Ley de Amnistía, los actos atribuidos a Puigdemont que podrían considerarse traición no son amnistiables debido a que hubo una «amenaza efectiva y real como un uso efectivo de la fuerza en contra de la integridad territorial o la independencia política de España».
Argumenta que la amenaza sería la «posibilidad de que el acto de traición se llevara a cabo» y los términos real y efectiva se refieren a la probabilidad de que esta posibilidad se cumpla, necesitando una alta probabilidad para considerarse.
Basándose en la información presentada en el Auto de incoación de pieza separada del 21 de junio de 2024, el Magistrado concluye que la amenaza fue real y efectiva, afirmando que hubo una amenaza real y efectiva de que una potencia extranjera (Rusia) llevara a cabo acciones perjudiciales para la integridad territorial de España.
Después del 27 de octubre de 2017, el juez detalla que Alay y Boye -el director de la Oficina de Puigdemont y su abogado, respectivamente- continuaron fortaleciendo sus relaciones con altos cargos del Kremlin.
Fuente (para controlar el refrito): https://www.vozpopuli.com/espana/politica/dinero-por-parte-china-a-las-5-viene-emisario-de-putin-nos-has-de-recibir-las-claves-contra-puigdemont.html