En la inauguración del Instituto Confucio de China en la Universidad de Sevilla el lunes, dos miembros de la comunidad académica protestaron con pancartas denunciando el accionar de la institución al servicio del régimen comunista de Pekín.
Mar Llera, directora de Estudios Orientales en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla y el egresado Santiago Ramírez se pusieron de pie y portaron pancartas una vez iniciada la videoconferencia de uno de los interlocutores chinos.
Una de las pancartas mostraba al presidente chino Xi Jinping tendiendo lazos con Vladimir Putin, a quien apoya de manera indirecta en la actual ofensiva sobre Ucrania. «La apertura del Instituto Confucio vulnera los compromisos adquiridos con el pueblo ucraniano, ya que la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), de la que forma parte la Universidad de Sevilla, declaró públicamente que haría todo lo posible para defender la paz en Ucrania» señalaron en un comunicado los manifestantes.
«Lo que está en juego no es sólo nuestra integridad moral, sino también nuestra seguridad nacional y nuestros legítimos intereses, que incluyen autonomía, libertad de cátedra y propiedad intelectual» aseguran los impulsores del manifiesto.
Si bien el objetivo declarado de los institutos Confucio en todo el mundo es impulsar la enseñanza académica de la lengua y la cultura chinas, lo cierto es que el proyecto satisface los intereses propagandísticos y expansionistas del régimen comunista de Pekín que «pretende instrumentalizar las recientes acciones llevadas a cabo por las autoridades andaluzas para captar inversiones e impulsar el turismo chino» advirtió Llera.