La Unión Europea nació de la mercadería energética, con la creación de la CECA al final de la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, surgió Euroatom en 1957 como parte de los tratados fundacionales de la Comunidad Europea. Desde entonces, la idea europea ha evolucionado a partir de la energía fósil y atómica, pero poco se ha avanzado desde entonces.
Los políticos suelen criticar a Europa, ya sea para elogiarla o para denigrarla, especialmente durante las elecciones a la Eurocámara. A pesar de ello, Europa sigue siendo un continente fragmentado, con pocos avances en cuestiones importantes como una jurisdicción única, un sistema impositivo unificado y la lucha contra los paraísos fiscales.
Estas deficiencias provocan problemas como la doble imposición, que afecta a los ciudadanos europeos que obtienen ingresos en otros países miembros de la UE. Estas trabas dificultan el avance de Europa y favorecen la entrada de inversores extranjeros en lugar de fortalecer la cooperación entre los países socios.