Con una extensión de poco más de 620 kilómetros, Madrid y Lisboa están separadas por una distancia que puede recorrerse en solo 4 horas gracias a la llegada del AVE que conecta ambas ciudades. El Parlamento Europeo ha aprobado la revisión del plan para la red transeuropea de transporte (RTE-T), que incluye completar los principales proyectos transfronterizos como la línea de alta velocidad Lisboa-Madrid, prevista para 2030. Este plan se enfoca en carreteras, ferrocarriles, puentes y túneles transfronterizos, con el objetivo de eliminar cuellos de botella y abordar conexiones pendientes antes de 2030.
La aprobación del plan contó con 565 votos a favor, 37 en contra y 29 abstenciones. El PP español votó en contra, alegando que el plan perjudica a España al no considerar las enmiendas propuestas para satisfacer las necesidades de infraestructura del país. Por otro lado, los eurodiputados de Vox y Unidas Podemos también se opusieron al plan. La Presidencia española ha sido criticada por no lograr mantener la posición alcanzada por el Parlamento Europeo y no impulsar tramos como Granada-Motril o la reapertura de la Ruta de la Plata.
La actualización del plan busca una red de ferrocarriles, carreteras, vías navegables y rutas marítimas conectadas a través de puertos y terminales en la UE. Se destaca la línea de alta velocidad entre Lisboa y Madrid, que reducirá el tiempo de viaje entre ambas capitales a menos de 4 horas. Se establece que los principales proyectos deben estar finalizados antes de 2030 y que la infraestructura esté desplegada ampliamente para finales de 2050.
El plan también busca electrificar los ferrocarriles de la RTE-T, con velocidades mínimas de 100 km/h para el transporte de mercancías y de 160 km/h para trenes de pasajeros. Se pretende que el ferrocarril compita con el transporte por carretera, y se incluye la movilidad militar en la construcción o mejora de infraestructuras. La Comisión Europea deberá garantizar que los Estados miembros cumplan con sus obligaciones y presionar en caso contrario.