La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la economía global. Muchas empresas se han visto obligadas a cerrar temporalmente o incluso de manera permanente debido a las restricciones impuestas para contener la propagación del virus. Esto ha llevado a un aumento en las tasas de desempleo en todo el mundo y a una disminución en la demanda de bienes y servicios.


Además, la crisis sanitaria ha provocado una caída en la actividad económica en sectores como el turismo, la hostelería y el entretenimiento. Muchas empresas han tenido que adaptarse a esta nueva realidad, implementando medidas como el teletrabajo y la digitalización de procesos para poder seguir operando.



En cuanto a los gobiernos, han tenido que implementar políticas de estímulo económico para apoyar a las empresas y a los trabajadores afectados por la crisis. Estas medidas incluyen subsidios, préstamos a bajo interés y programas de ayuda financiera para empresas en dificultades.



En resumen, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto devastador en la economía global, obligando a empresas y gobiernos a tomar medidas extraordinarias para hacer frente a esta crisis sin precedentes.

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El INE ha revisado al alza una décima el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en el primer trimestre del año, que finalmente fue del 0,8% intertrimestral en lugar del 0,7% como había avanzado en marzo, lo que supone el mayor avance en un trimestre desde el segundo de 2022.

Según los datos publicados este martes, la economía española se situó en el periodo de enero a marzo un 2,5% por encima del nivel registrado en el mismo periodo de 2023, lo que también supone que el crecimiento interanual fue una décima superior a lo que inicialmente se había pronosticado.

En el último trimestre de 2023, el PIB había crecido un 0,7% intertrimestral y un 2,1% interanual, así que la economía se aceleró en el arranque de este año.

La revisión al alza se sustenta en distintos pilares: el dinamismo del consumo privado de los hogares -apuntalado a su vez por la mejora del poder adquisitivo derivada de la subida de los salarios y el crecimiento del empleo, además de la subida de las rentas públicas como las pensiones-; se apoya también en la inversión, «con crecimiento en todas sus ramas y en particular en bienes de equipo y vivienda», según ha celebrado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo; y también en la fortaleza de las exportaciones españolas. «Esta revisión demuestra el dinamismo de la economía española en el inicio de 2024″, ha señalado el ministro.

En concreto, el componente del PIB que más creció en el primer trimestre fue la inversión, medida por Formación Bruta de Capital Fijo, que repuntó un 2,6% intertrimestral, y dentro de ella la destinada a bienes de equipo y maquinaria, que creció un 9,8%. Sin embargo, sigue situándose en nivel por debajo de los registros previos a la pandemia y muy lejos de los máximos de 2008, lo que resulta muy preocupante para el porvenir económico del país. Le sigue la inversión en construcción en edificios distintos a la vivienda, que aumentaron un 6,5% en el primer trimestre.

Por su parte, el gasto en consumo final de los hogares creció un 0,4%; con un especial repunte de las adquisiciones de bienes duraderos -aquellos para los que habitualmente hay que ahorrar, como electrodomésticos, ordenadores, etc.-, cuyo consumo creció un 4,1%.

En el primer trimestre del año, el gasto de las Administraciones Públicas bajó un 0,7% respecto al último cuarto de 2023.

Tirón de las exportaciones de servicios

La demanda interna fue responsable de 0,32 décimas del crecimiento del primer trimestre, mientras que la externa (exportaciones menos importaciones) aportó 0,47. Esta mayor contribución se debió al crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios (+1,3%), en las que destacó el incremento de las de servicios (+10,8% intertrimestral, por el repunte tanto de las turísticas como de las no turísticas), ya que la exportación de bienes bajó un 0,3%.

Las importaciones de bienes y servicios cayeron un 0,8% en el periodo, de ahí que la contribución neta de la demanda externa fue positiva.

Por ramas de actividad, la agricultura y ganadería es lo que más creció en el primer trimestre (un 3,1%), seguida de la industria (con un repunte del 1,5%, y un avance más intenso de la manufacturarera -2,2%-), la construcción (1,8%) y los servicios (0,3%).

Este último sector, el más importante en la economía española, fue muy heterogéneo: las actividades financieras y de seguros crecieron un 3,8% y las inmobiliarias, un 2,8%; mientras que las de información y comunicaciones retrocedieron un 3% y las actividades artísticas y recreativas se contrajeron un 2,9%.

Si se compara la economía española con la que había hace un año, se observa que ha registrado un crecimiento interanual del 2,5% explicado en su mayor parte por la contribución de la demanda interna, que ha aportado 2,3 de esos puntos, frente a una demanda externa que sólo ha contribuido con 0,2 puntos.

Del primer trimestre de 2023 al mismo periodo de 2024, los componentes del PIB que más han crecido han sido el consumo final de las familias (+1,3%), las exportaciones de servicios (+1,1%) y el consumo público (0,7%).

Revisión al alza de las previsiones para todo 2024

El cambio en los datos de crecimiento del Instituto podría llevar a las distintas instituciones y servicios de estudios que han revisado al alza sus previsiones de crecimiento para el conjunto de 2024 a tener que elevarlo de nuevo.

El Ejecutivo, que por ahora no ha cambiado sus expectativas y sigue manejando oficialmente una proyección de avance del PIB del 2% este año y el 1,9% en 2025, ya ha adelantado que próximamente hará pública también una revisión al alza, «hasta el entorno del 2,5%».

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