El desarrollo sostenible es un concepto que busca satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas. Se centra en equilibrar el crecimiento económico, la protección del medio ambiente y el bienestar social. Para lograrlo, es necesario adoptar prácticas sostenibles en todos los aspectos de la vida, desde la producción de alimentos hasta el consumo de energía.



Una de las principales áreas en las que se puede promover el desarrollo sostenible es la agricultura. Al implementar prácticas agrícolas sostenibles, como la agricultura orgánica y la rotación de cultivos, es posible producir alimentos de manera más sostenible, protegiendo al mismo tiempo la salud del suelo y reduciendo la dependencia de los productos químicos. Además, la agricultura sostenible puede contribuir a la mitigación del cambio climático al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.



Otro aspecto importante del desarrollo sostenible es el uso eficiente de los recursos naturales. Esto incluye la gestión sostenible de los bosques, la protección de la biodiversidad y la promoción de energías renovables. Al adoptar tecnologías limpias y eficientes, es posible reducir el impacto ambiental de nuestras actividades y garantizar la disponibilidad de recursos para las generaciones futuras.



En resumen, el desarrollo sostenible es fundamental para garantizar un futuro próspero y equitativo para todos. Al adoptar prácticas sostenibles en nuestra vida diaria, podemos contribuir a la protección del medio ambiente, la reducción de la pobreza y la promoción de la igualdad social. Es responsabilidad de cada uno de nosotros trabajar juntos para construir un mundo más sostenible para las generaciones venideras.

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La polarización social afecta tanto a la política como a las empresas, ya que estas también tienen un papel social que cumplir, más allá de sus actividades comerciales. En el evento «La función social de la empresa», organizado por Actualidad Económica/EL MUNDO y patrocinado por Fundación «la Caixa» y Fundación Mutua Madrileña, la ex ministra de Empleo y Seguridad Social de España y presidenta de la Fundación CEOE, Fátima Báñez, resaltó la importancia de las empresas en la sociedad.

Báñez mencionó que en tiempos de incertidumbre, la sociedad busca certezas y confianza en todas las instituciones, incluyendo las empresas. Destacó el papel fundamental de las compañías como instituciones clave de la sociedad civil en España, en línea con el objetivo 17 de la agenda 2030 sobre alianzas.

El director de EL MUNDO, Joaquín Manso, señaló la importancia de la transformación económica actual en el contexto de la crisis financiera de 2008, que generó desafección y desconfianza en los ciudadanos. La reputación corporativa y la responsabilidad social se han vuelto cruciales para las empresas en este nuevo paradigma.

En las mesas redondas del evento, se discutió el rol de las empresas en la mejora social, destacando la importancia de la labor filantrópica para generar valor a largo plazo. Los participantes, como Fernando Ruiz y Guido Stein, resaltaron la necesidad de alinear los intereses empresariales con los de la sociedad para lograr un progreso sostenible.

La segunda mesa se centró en la filantropía como parte de la responsabilidad social corporativa, con ponentes como María Viver y Íñigo Sáenz de Miera Cárdenas discutiendo la importancia de la contribución social de las empresas en la sociedad actual.

Arroyo, director corporativo de Asuntos Públicos de la Fundación «la Caixa», actuó como moderador en la conferencia. Durante el evento, se destacó la urgencia de una ley de mecenazgo que lleva décadas siendo esperada, según Alfonso. Viver recordó que las fundaciones trabajan en temas de interés general que no son abordados a corto plazo y que no son cubiertos por empresas ni por el gobierno. De manera irónica, Sáenz de Miera mencionó que una ley que estuvo cerca de ser aprobada no se concretó finalmente.

La última mesa del día abordó la participación de los empleados en la responsabilidad social de la empresa y contó con la presencia de Susana Añoveros, miembro del Comité de RSC y coordinadora de Pro-Bono en Clifford Chance; Laura Elorza, responsable de RRHH y miembro del comité Pro Bono en Garrigues; Conchita Navarro, directora de RSC y Sostenibilidad en Mutua Madrileña; María Cid, directora de la Fundación Solidaridad Carrefour, y fue moderada por Ricardo Trujillo, director de Impacto Social y Capital Humano en Forética. Todos estuvieron de acuerdo en que este tipo de acciones y valores, así como la oportunidad de realizar voluntariado, son cada vez más valorados por los empleados -especialmente los jóvenes-, hasta el punto de ser un factor atractivo en el mercado laboral. Añoveros afirmó: «Si no tienes una estrategia de RSC e impacto social, no podrás retener ni atraer talento».

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