El equipo de Ferrari, compuesto por Marc Gené, Fernando Alonso y Miguel Molina, logra la victoria en las 24 horas de Le Mans 2024. Un triunfo excepcional para el piloto español Molina, que se une a sus compañeros de equipo en esta hazaña histórica. Sin duda, un logro impresionante para la escudería italiana en una de las carreras más emblemáticas del automovilismo.

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«A ganas no nos supera nadie este año». Miguel Molina, el tercer español en ganar las 24 Horas de Le Mans tras Marc Gené y Fernando Alonso, lo ha tenido claro desde que el año pasado una piedra rompiera un radiador de su Ferrari cuando volaba hacia un triunfo histórico que recayó en su coche gemelo. Este año parecía que también se iba a escapar cuando, a falta de una hora y 40 minutos, el #50 tenía que hacer una parada imprevista… ¡¡por una puerta que se había abierto en plena carrera!!

Nicklas Nielsen acababa de tomar el relevo de Miguel Molina para el último turno de una carrera en la que los coches rojos habían sido los mejores en cuanto a prestaciones… pero habían tenido una debilidad: la lluvia y, sobre todo, el frío de la noche. Eso les privó seguramente de un triunfo más cómodo y, sobre todo, menos estresante. Porque hasta casi el último minuto el destino de estas inolvidables 24 Horas de Le Mans no quedo fijado para siempre.

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El danés, que comparte la gloria de la victoria con Molina y el italiano Antonio Fuoco, se agarró con uñas y dientes a un destino que parecía que les iba a dar, de nuevo, un portazo en la cara. La parada para fijar la puerta llegó fuera de secuencia y en un momento delicadísimo, porque teóricamente, les iba a obligar a hacer una detención extra sobre el resto. Y su ventaja, de apenas un par de segundos, no era suficiente para enjugar ese déficit.

Sin embargo, Nielsen hizo magia, no cometió un solo error y fue capaz de gestionar la energía y el combustible para evitar un splash final que hubiese sido mortal. Y, a la vez, poner un ritmo suficiente para que Pechito López en el Toyota #7, no pudiese alcanzarlo… en pleno aguacero . El argentino también puso de su parte con un par de errores de conducción que a la postre resultaron decisivos para destino del triunfo final. De hecho, en Toyota tiraron la toalla a menos de 20 minutos del final: «trae el segundo a casa» le pidieron al argentino.

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Dos horas finales para la historia

Por si no fuera poco unas 24 Horas de Le Mans con 23 coches de la máxima categoría (una de las mayores participaciones históricas) de los cuales más de la mitad con opciones reales de ganar, la climatología, como se esperaba, quiso sumarse a la fiesta.

Hasta las dos últimas horas se convirtió en factor distorsionador: durante la noche, el agua y el frio ‘arrugaron’ la superioridad de Ferrari en pista limpia, donde los 499P eran, de largo, los prototipos con mayor rendimiento. Eso permitió que los otros tres fabricantes favoritos (Porsche, Toyota y Cadillac) mantuviesen sus opciones hasta el final.

Además, el factor Safety Car -que este año estrenaba un sistema nuevo más parecido al de la Fórmula 1, tendente a reagrupar los coches por categorías en la misma vuelta, ayudó a igualar mucho las cosas. Los tres periodos que se repartieron entre las horas 6 y 18 (uno de ellos eterno de cuatro horas y media durante toda la madrugada) permitieron que, a falta de dos horas, seis coches (los dos Ferrari, los dos Toyota, el Cadillac #2 de Palou y el Porsche #6 líder del campeonato) llegasen separados por apenas 36 segundos. Increíble pero cierto.

Pero la fiesta se concentró en las dos últimas horas, de nuevo con el agua como el 63º participante. Pero, cuando su presencia se esperaba como clave… los imponderables de Le Mans empezaron a aparecer.

Primero, con un problema mecánico en una de las tuercas del Toyota #8, segundo por entonces tras el #50, le dio la vuelta a su situación (y la remataría después Pier Guidi provocando un trompo de Hartley que sepultaba las opciones del prototipo japonés más competitivo… y también las del #51, porque sería sancionado después por ello.

Después llegó el episodio más bizarro de los últimos años, el que estuvo a punto de costarle el triunfo al Ferrari #50 de Miguel Molina perdió de nuevo un triunfo más que posible… ¡¡por una puerta!! La derecha del 499P se abrió en pleno relevo y Nielsen no tuvo forma de cerrarla por sí mismo, por lo que tuvo que hacer una parada no prevista. Parecía que Le Mans le daba otro portazo al español… pero esta vez era para abrirle la de la gloria… de par en par.

Álex Palou también hizo un gran debut, pero su Cadillac no tuvo velocidad para plantar batalla a Ferrari. Sin embargo, firmaron un meritorio séptimo puesto que, quién sabe, anime al bicampeón de la IndyCar a volver a intentarlo.

Todo en contra en LMGT3

Por desgracia, la otra categoría en la que los españoles teníamos esperanzas serias, LM GT3, se complicó sobremanera. Sobre todo para Dani Juncadella, que desde el primer relevo ya descubrió lo que le esperaría en su debut en Le Mans: un martirio con un Corvette muy por debajo del resto de sus rivales en prestaciones.

Así, el Aston Martin #27 de Álex Riberas se convertía en la única carta buena de los españoles. Los americanos del equipo Heart Of Racing lo pelearon, pero también tuvieron que batallar con las circunstancias… casi desde el minuto 1.

Porque en la primera parada un problema con una de las tuercas les sacó de las posiciones de cabeza. Pero se pusieron el mono de trabajo y tras la lluvia de la noche y el larguísimo periodo de Safety Car de la madrugada, volvieron a la pelea al amanecer. Sin embargo, un fuerte accidente de Mancinelli (que terminó con el Vantage boca abajo) poco antes de llegar a las 10:00 de la mañana.

El triunfo en la nueva categoría fue para el Porsche #91 de Shahin, Schuring y Lietz, que se impuso con comodidad al BMW gemelo del de una de las sensaciones de esta edición: Valentino Rossi. El italiano parecía destinado a ser el que peleara con los Porsche, y así fue hasta la madrugada…

Un accidente de Al-Harthy dejó a los 300.000 aficionados sin uno de los grandes puntos de interés de esta edición.

En la categoría LMP2, el Oreca Gibson de Cool Racing pilotado por Lorenzo Fluxá no obtuvo el premio que seguramente mereció a lo largo de la carrera. A pesar de estar consistentemente en el top 5, llegó al tramo decisivo con todas sus opciones abiertas, pero se hundieron con la lluvia de las últimas dos horas.

La próxima cita del Mundial de Resistencia se llevará a cabo dentro de aproximadamente un mes (15 de julio) en una de las nuevas sedes que visitará el campeonato: Sao Paulo.

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