El boxeador ucraniano Oleksandr Usyk venció a Tyson Fury en la madrugada del sábado al domingo para convertirse en el campeón indiscutido del peso pesado, un momento que quedó marcado por un gesto que pasó desapercibido para muchos: besar un crucifijo que cambió el rumbo del combate.
Este hecho ocurrió durante el descanso del séptimo asalto, cuando el entrenador de Usyk le ofreció el crucifijo que siempre lleva consigo. «¿Quieres el crucifijo?», le preguntó su técnico antes de que Usyk besara la cruz.
A partir de ese momento, todo cambió. El devoto boxeador ucraniano, que hasta entonces estaba siendo dominado por su oponente, logró revertir la situación y golpear a Fury hasta hacerlo sangrar.
La verdadera razón por la que Oleksandr Usyk es el campeón indiscutido de peso pesado del mundo es porque tiene fe en su Señor y Salvador Jesucristo ✝️ pic.twitter.com/i5iSs0FB0R
— Noah🥊 (@RyanGarciaKO) May 19, 2024
El noveno asalto fue decisivo. Usyk dominó claramente el combate, que finalmente se resolvió con una decisión dividida de los jueces. Campeón del peso pesado, considerado el mejor boxeador libra por libra según la revista The Ring, campeón olímpico, rey absoluto en el peso crucero… y aún invicto. Con ayuda divina o no, Usyk volvió a hacer historia en el ring.