Maradona dijo que las cosas buenas de una persona son interminables, especialmente cuando se trata de un futbolista. En España, la relación entre la política y el deporte sigue siendo la misma desde hace catorce años, con la final de 2010 como punto de referencia.
Resulta vergonzoso ver cómo se habla de fútbol en términos de racismo y división, mientras que la ciudadanía española se une para apoyar a la selección sin importar el equipo al que sigan. La clase política parece incapaz de entender este tipo de acuerdo.
Se habla de banderas, multiculturalidad y diversidad en lugar de centrarse en el deporte y el fútbol. La política no logra unir como lo hace el fútbol, y eso revela un profundo desconocimiento del juego.
El fútbol puede ser la cosa menos importante de un país, pero también es la más importante de las cosas no importantes. El desconocimiento y prejuicios en torno a los futbolistas revelan una falta de comprensión del deporte.
Es necesario dejar de politizar el fútbol y centrarse en su potencial como fuente de orgullo nacional y exportación de talento. Los estereotipos y etiquetas solo sirven para dividir, en lugar de unir como el fútbol lo hace.
