El presidente Joe Biden anunció planes para aumentar los impuestos a los estadounidenses más ricos en un esfuerzo por financiar su ambicioso plan de infraestructura. La propuesta incluye un aumento en la tasa impositiva para aquellos que ganan más de $ 400,000 al año, así como un aumento en el impuesto sobre las ganancias de capital. Biden ha argumentado que esta medida es necesaria para reducir la desigualdad económica en el país y garantizar que los ricos paguen su justa parte de impuestos. Sin embargo, los críticos han expresado su preocupación de que estos aumentos puedan desincentivar la inversión y el crecimiento económico.

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La plataforma SOS Rural ha lanzado una campaña de recogida de firmas con el lema «No a las macroplantas solares o eólicas. ¡Nos estamos quedando sin campos de cultivo!». Su objetivo es detener la expansión de estas grandes instalaciones energéticas que, según la organización, están dañando los ecosistemas y reduciendo las tierras de cultivo en España.

En España, los parques fotovoltaicos ya ocupan 50.000 hectáreas de tierras de cultivo. Desde 2016, esta cifra ha aumentado en 31.000 hectáreas, un incremento del 166%. Los proyectos futuros de grandes instalaciones fotovoltaicas, aprobados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en enero de 2023, sumarían 50.000 hectáreas más, lo que llevaría la superficie total a cerca de 100.000 hectáreas si se llevan a cabo todos los proyectos. Esto ejerce una presión significativa sobre las tierras agrícolas, fundamentales para la producción de alimentos.

A pesar de la reciente aprobación de la polémica Ley de Restauración de la Naturaleza por parte de la Unión Europea el 17 de junio de 2024, que incluye medidas para restaurar tierras agrícolas, bosques y ecosistemas urbanos, no se aborda el impacto de estas macroplantas solares y eólicas en la degradación de los suelos de cultivo, el paisaje y la seguridad alimentaria de España.

«Es esencial priorizar el uso de las tierras de cultivo para su propósito original: producir alimentos de manera responsable, sostenible y segura», dijo Javier Poza Llorente, secretario general de SOS Rural. «No estamos en contra de las energías renovables, pero sí de la proliferación descontrolada de mega plantas que destruyen grandes extensiones de tierra fértil y nuestro entorno. Las mega plantas representan una amenaza para nuestro campo y un medio rural próspero. En países como Italia ya se ha prohibido la transformación de tierras de cultivo en instalaciones solares. ¿Por qué España no puede hacer lo mismo?», agregó.

La situación es crítica: la instalación de paneles solares deja la tierra inutilizable para la agricultura durante décadas. Las macroplantas eólicas, además de contaminar visual y ambientalmente, provocan la muerte de miles de aves protegidas cada año. SOS Rural pide a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que actúe de manera urgente para evitar lo que consideran un «suicidio agrícola». La campaña busca reunir 30.000 firmas antes del 30 de julio de 2024, que serán entregadas en persona a la ministra en Madrid el 31 de julio.

«Estamos intercambiando nuestros paisajes y alimentos saludables por paneles fotovoltaicos, contaminantes, plásticos y tornillos», dijo Poza Llorente. «Esto nos obliga a importar alimentos de otros países que no siempre cumplen con los estándares de calidad europeos. Estamos en una situación crítica. Si no actuamos ahora, podríamos perder para siempre nuestras tierras de cultivo más valiosas, comprometiendo irremediablemente nuestra seguridad alimentaria». SOS Rural invita a todos los ciudadanos preocupados por el futuro del campo español a unirse a esta causa y firmar la petición en línea. La organización subraya que la transición energética debe ser compatible con la preservación de la agricultura y la protección del medio rural. Renovables, sí, pero no así.