Recientemente se cumplía un año de la muerte de uno de los personajes más controvertidos que ha habido en este país. Conversar con una de las personas que estuvo siempre en la sombra y fue su luz, ayuda a conocer lo que había detrás, o mejor dicho, quién estaba detrás para que Berlusconi brillara en cada aparición.
Seguramente si escarbamos en la hemeroteca difícilmente encontraremos una imagen mala del Cavaliere (excepto sus últimas apariciones de las cuáles Gasparotti ya no intervino…) ¿Por qué si fue él, el que durante toda su vida había cuidado tanto la imagen de Berlusconi prescindieron de él en las apariciones de sus últimos años? En Forza Italia muchos fueron cayendo como un castillo de naipes de un momento a otro cuando el protagonista ya estaba mayor y como tantas veces sucede, los nuevos rara vez aceptan a los veteranos…
Recorrí con Roberto Gasparotti los pasillos del Palazzo Grazioli en Roma, este imponente palacio ubicado a una calle de la Piazza Venezia, a una calle del Palazzo Bonaparte, a dos pasos de la Via del Corso y muy cerca del Palazzo Chigi… en un lugar estratégico en donde Berlusconi montó su residencia romana en la que también trabajaba. Un lugar más ad-hoc imposible. Roberto Gasparotti nunca había vuelto a pisar ni a abrir las puertas de los salones en donde se movía como un delfín trabajando y analizando cada milímetro para las puestas en escena del Cavaliere, y con una emoción inmensa, me mostró los muros y los rodapiés que guardan muy posiblemente hasta la fecha, los cables y los apaños que se hacían para las transmisiones en directo desde el palacio.
Fue el cuartel general en Roma de Berlusconi en el que ahora caminan por estos pasillos periodistas pertenecientes a la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia ¨Associazione della Stampa Estera en Italia” y a los que Berlusconi nunca quiso. Cabe decir que años antes de que falleciera, su jefe de prensa ante mi petición de una entrevista me dio una respuesta contundente: “Berlusconi nunca se deja entrevistar por la prensa extranjera”. Quién le iba a decir que ahora en los salones en donde vivió y trabajó tantos años iban a estar ocupados por aquellos a los que no podía ver ni en pintura.
La vida de Roberto Gasparotti al lado de Berlusconi fue como el mismo la define: “indescriptible”. Su pasión por los videos, por captar la imagen perfecta le cambió la vida cuando Berlusconi casualmente descubrió su arte. Seguramente el haber nacido en el pueblo de Carrara, la ciudad del mármol, le influyó para que desarrollara esta enorme sensibilidad y convertir de una toma aparentemente normal, una imagen perfecta. Su infancia transcurrió en el entorno de una familia muy modesta en un pueblo rodeado de minas de mármol, pero siempre estuvo enamorado de lo que se podía hacer con una cámara de video.
“Viviendo muy cerca de Versilia, Forte de Marmi y Viareggio, a donde llegaban todos los grandes nombres del mundo, del cine y de la televisión, desde pequeño me fascinó grabar en video” comenta Gasparotti. Pasó de hacerle videos a sus amigos en su pueblo que posaban para él y proyectárselos durante la merienda a ser el artífice de la imagen perfecta del político italiano más famoso de las últimas décadas. Era su mayor hobbie que al final se convirtió en una profesión.
A los 17 años junto a otros amigos fundó “Tele Carrara” ente que se ocupó de la emisión de las elecciones administrativas locales y fue una de las primeras televisiones autónomas de Italia que proyectó imágenes en color antes de que lo hiciera la RAI, la televisión oficial de Italia, y ese fue tan solo el inicio de su carrera. De allí pasó por una de las televisiones de la Toscana después a la de Bolonia y más adelante a la televisión de Montecarlo y fue aquí en donde su trabajo no pasó desapercibido.
En una de las competiciones por excelencia, el offshore, rodó al que fue uno de los ganadores de esa edición, Roberto della Valle, amiguísimo en aquel tiempo de Berlusconi y esto le cambió la vida para siempre: “El productor de della Valle, después de ver las imágenes que le había tomado, me llamó para comentarme que una persona estaba abriendo una nueva televisión en Milán y que querían que me uniera a ellos” y confirma: “La propuesta económica era tan buena que no me pude negar”.
Ya trabajando para el Canal5 con Valerio Lazarov éste le aclaró: “Nosotros somos un canal de televisión y no queremos ver por aquí cámaras para grabar tomas de cine, tenemos que trabajar con tele cámaras”.
En 1984 empezó a viajar por el mundo para rodar los documentales que se emitían en ése canal: “Sí se quería grabar a una ballena había que ir a Nueva Zelanda porque era más costoso pagar los derechos de los documentales ya hechos, que viajar y grabarlos para nosotros mismos” y añade “Ha sido una aventura increíble” asegura “Podía estar en Carolina del Norte y llegaba un telex para indicarme que de allí debía de ir a Buenos Aires o a cualquier otra parte del mundo».
En 1993 uno de los jefes le comunicó que a partir de este momento tenía que organizarse con su equipo para ir una vez al mes a Arcore (la residencia de Berlusconi en Milán) y permanecer una semana para grabar al cavaliere.
Berlusconi se quedó tan impresionado con el trabajo de Gasparotti que ordenó que tenía que permanecer a su lado por lo que ya no continuó rodando documentales por el mundo y desde ese día, se encargó personalmente de su imagen siguiéndolo por todos lados, viajando en su avión privado, en su coche, en Milán, en cada mitin… estaba con él siempre. Berlusconi en ese momento cuando Gasparotti empezó a trabajar a su lado, todavía no tenía claro si iba a dedicarse a la política.
Un tiempo después, se dio la gran noticia y la emisión de uno de los videos más vistos de la carrera de Silvio Berlusconi: “La discesa in campo”, el lanzamiento a su carrera política.
Gasparotti y su equipo crearon la imagen de Berlusconi con el lema «L’Italia è il Paese che amo»: nel 1994 la ‘discesa in campo’ di Silvio Berlusconi
A pesar de que Gasparotti era la mano derecha de Berlusconi, recuerda un momento especial en marzo de 1994, cuando Berlusconi ganó las elecciones. Gasparotti se acercó a felicitarlo y despedirse, pensando que cambiaría de equipo al entrar en la política, pero Berlusconi lo sorprendió diciéndole: ¿A dónde crees que vas? Tú te vienes conmigo a Roma.
Roberto, aunque no tenía grandes ambiciones políticas, aceptó seguir a Berlusconi a Roma y lo acompañó en su extensa carrera. Viajaban juntos, comían juntos y compartían horas y horas en ruedas de prensa, viajes y manifestaciones. Berlusconi viajaba con su secretaria en un avión privado dividido en dos partes.

Berlusconi era meticuloso al preparar sus discursos, estudiándolos y revisándolos personalmente. Gasparotti recuerda que solo se enfadó una vez, cuando hubo un problema con la iluminación. Aunque no comía mucho, se alimentaba con latas de atún y dedicó la mayor parte de su vida a Berlusconi.
Roberto Gasparotti fue el “creador” de la imagen impecable de Silvio Berlusconi, un hombre que ha pasado a la historia de Italia.